Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Los grandes estrategas
Como quiera que hasta 2050 tenemos que pagar los algecireños 242 millones de euros de deuda de nuestro Ayuntamiento con el Instituto de Crédito Oficial, toca apretarse el cinturón. Entre todos saldremos adelante y afrontaremos nuestras obligaciones de manera solidaria y estoica. Así es nuestro sufrido carácter, estamos para ayudar cuando se nos necesita.
Así, los ciudadanos hemos de aceptar la subida de los impuestos que se impone, y orgullosamente pagaremos más por IBI, sello del vehículo, o plusvalía municipal. Ese incremento a cargo de nuestros bolsillos es nuestra muestra de generosidad y agradecimiento y es lo menos que podemos aportar.
El gobierno municipal no se queda atrás y también aporta lo suyo; por lo pronto contratará una legión de 27 asesores de confianza para recibir de los mismos los correspondientes informes que les ayuden a gobernar mejor. Que quizá 27 sea un número que parece exagerado, pero es que con este gasto no solo se obtendrá un valioso asesoramiento para el equipo de gobierno más trabajador, sino que con ello también se ayuda a este personal asesor, que para eso estamos.
A su vez, los concejales se verán mucho mas motivados y el resultado de su gestión para afrontar los tiempos difíciles que nos acechan será mucho más productivo. Por ello que es justo que parte de la subida de los impuestos que pagaremos de más, vaya al aumento de sus salarios que se verán incrementados en un 8,9%. Me parece hasta poco.
A su vez, los grupos políticos recibirán sin necesidad de justificación una asignación de 300.000 euros al año en total, que seguramente también servirá para gobernar más y mejor. A los antecedentes me remito, y poca deuda es 242 millones. Seguramente sin estas subvenciones y sin el personal de confianza nombrado a dedo, la deuda sería mucho mayor. Menos mal.
Total, que los impuestos de los algecireños que se destinarán a pagar esos 242 millones de euros nos privarán de ver algún bache asfaltado, o contenedores de basura con su pedal funcionando, o quizá algunas barriadas se vean un poco dejadas de mantenimiento, o los parques e instalaciones deportivas públicas parezcan de la olimpiada de Sarajevo del 84. Solo hay que tener un poco de paciencia, que 2050 lo tenemos ahí encima, casi.
Pero ello no impedirá que la Casa de todos los especiales en la calle Convento, luzca mejor, con más cerebros brillantes asesorando a un más motivado gobierno municipal, para hacer una Algeciras mejor.
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