El mundo de ayer
Rafael Castaño
Tener un alma
Real Balompédica Linense
He sentido la necesidad de escribir esta carta de despedida a quien le debo el inmenso orgullo de ser actualmente presidente de la Balona.
Conocí a Alfredo en el año 2016, a través de Mario Galán. Tuvimos el primer contacto en un reservado del restaurante Guadarnés.
Después de esa comida por todo lo acontecido, con el cariño que me trato Alfredo y por cómo me explico lo que era la Balona para la ciudad y para los linenses, supe que algún día formaría parte de ese club. Y cuando surgió la oportunidad de poder ser partícipe de esa entidad encontré en él todo el apoyo hacia mi trabajo y el aliento que nunca antes había vivido en el fútbol.
Recuerdo como si fuese hoy el día que me comentó: “Raffa tengo que hablar contigo un tema muy importante”.
La verdad que Alfredo no era hombre de misterios y hablé con Mario ante la posibilidad de que existiese cualquier eventualidad que yo desconociera.
Mario no sabía nada o si sabía algo no me lo quiso comentar porque seguramente era consciente de la trascendencia de la reunión que el Presidente quería tener conmigo.
Como siempre fue directo. Una vez solo los dos me comentó que había tomado la decisión de dejar la presidencia, que la enfermedad le estaba pasando factura y que cada día le costaba más estar al pie del cañón. De inmediato añadió que había pensado que la persona idónea para sucederle el cargo era yo, que no me iba ser fácil al principio, pero que me veía con las ganas y fuerzas de un principiante y con las ideas muy claras.
Es evidente que Alfredo era un presidente muy peculiar, por su forma de llevar el club –que le había dado unos resultados extraordinarios- y por su gran reconocimiento de todos los estamentos de la ciudad y del fútbol. Que pensara en mí como su sustituto, un italiano casi desconocido para todos los aficionados, suponía una gran satisfacción y a la vez una gran responsabilidad.
Después de dos años y medio en la presidencia y siguiendo sus consejos, creo que mi integración con la Balona, los aficionados y La Línea es total. Entre ellos me siento como si estuviera en mi casa y en mi club de toda la vida y eso no lo hubiese conseguido si Alfredo no me hubiese brindado esta gran oportunidad de ser presidente de la Real Balompédica Linense. Sin ti no hubiese sido posible.
Por ello hoy más que nunca quería expresarte públicamente mi agradecimiento eterno. Allá donde estés espero que sigas pendiente de nosotros y defendiendo a la Balona como tú sabías. A tu manera.
Hasta siempre
(*) Raffaele Pandalone es presidente de la Real Balompédica Linense
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