Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Los grandes estrategas
Recientemente se ha publicado un estudio sobre los carnívoros del parque natural Los Alcornocales y, por lo tanto, del Campo de Gibraltar. Se puede concluir que hay cierta riqueza de especies. Al encontrarse estas especies en la cima de la pirámide trófica, se considera que su presencia es un bioindicador de calidad del medio. De las diez especies que existen en Andalucía, aquí localizamos siete.
Por orden de abundancia han aparecido zorro, gineta, garduña, tejón, meloncillo, nutria y comadreja. El gato montés y el turón no se han registrado. Y, por supuesto, el lince tampoco. Sobre el turón hay dos referencias de atropellos en carreteras de la provincia: en Benalup y en Arcos. Sobre la garduña, muy escasa hasta hace poco, sí se observa en los últimos años un importante aumento. Esta especie fue muy cazada hace años por el valor de su piel.
Hasta 1968 existieron las Juntas de Extinción de Animales Dañinos, promovidas desde el Gobierno. Todos los carnívoros se podían eliminar por considerarse perjudiciales para los intereses agrícolas, ganaderos y cinegéticos. Actualmente todas esas especies están catalogadas con mayor o menor grado de protección, salvo el zorro, muy abundante, que se encuentra en el listado de especies cazables.
Existen datos de la presencia en el Campo de Gibraltar de osos en el siglo XIV, concretamente en el Libro de la Montería, de Alfonso XI. Una especie que también fue muy abundante en nuestra zona es el lobo. Existen multitud de topónimos de lobo o loba en la sierra. También se encuentran muchas referencias documentales en ayuntamientos que pagaron recompensas por los individuos eliminados porque se consideraban dañinos para la ganadería y la caza. Hay numerosas citas en el siglo XIX. A mediados de ese siglo se empezaron a eliminar y se exterminaron, definitivamente, a principios del siglo XX usando venenos.
Actualmente hay un movimiento de expertos y conservacionistas que consideran que esta especie debe volver a la zona para cumplir su función de superpredador, lo cual resolvería entre otros problemas la alta densidad de herbivoría salvaje que daña la regeneración del alcornocal y de la vegetación en general.
Pero no todos los carnívoros de nuestra zona son estrictamente salvajes. El gato es un animal doméstico que también es un importante predador. Cuando está en casa o controlado, cumple una extraordinaria función de compañía, pero cuando se deja libre en espacios abiertos, causa daños en las especies silvestres, sobre todo en nidos de aves. Esto también lo hace el gato salvaje (Felis silvestris).
Este gato en el campo lo podemos encontrar en las densidades que la misma especie regula por su instinto. En el caso del gato doméstico, sus poblaciones son superiores a lo que puede soportar el medio, en parte por la alimentación suplementaria que se le proporciona.
También te puede interesar
Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Los grandes estrategas
Cambio de sentido
Carmen Camacho
La ley del deseo
Contraquerencia
Gloria Sánchez-Grande
Los frutos carnosos y otras burocracias de Tosantos
La ciudad y los días
Carlos Colón
El Gran Hedor
Lo último