El mundo de ayer
Rafael Castaño
Tener un alma
Crónicas levantiscas
Pablo Casado ha creído que la impopularidad de Pedro Sánchez es intrínseca a su naturaleza, de ahí que se haya permitido estos desahogos dialécticos tan propios del cuñadismo: si es de día, malo, porque la noche es más fresquita; si es de noche, peor, por falta de transparencia. Unas horas antes de que Pedro Sánchez hablase con Joe Biden para habilitar las bases de Rota y de Morón como centro de desplazados afganos de EEUU, y porque aún flotaba en el ambiente los piropos de Charles Michel y Ursula Von der Leyen a España, el PP sostenía que el presidente del Gobierno se abrazaba a la Unión Europea como un ahogado porque en Washington no le hacían ni caso. Fue después, cuando los airbus A400M comenzaron a llegar con refugiados a Torrejón y cuando se supo del acuerdo con Biden, cuando Casado tuvo que rectificar, serenar y moderar un relato que poco más que pasaba porque España había sido la culpable del avance talibán por apoyar las dictaduras de Cuba y a Venezuela.
Pablo Casado lidera el PP, que no es ni Ciudadanos ni Vox, y el viejo partido de la derecha española tiene que ponerse al lado de su país aunque gobiernen los socialistas. Si bajo condiciones dramáticas, el Gobierno español debe buscar apoyos y empatizar con EEUU para salvar a unos colaboradores y al personal de la Embajada, el líder de la oposición tendría que estar con su presidente de modo sincero. Pero ni ha sido así ni lo será, después de pasar por la pandemia, sé que el único móvil de nuestros políticos es el electoral.
Los griegos clásicos señalaron a la demagogia y el populismo como los males de la democracia, pero hay que apuntar además al electoralismo.
Casado ha rectificado porque la semana le ha salido mal. Donde el Gobierno de Sánchez ha errado es en Ceuta, pero el presidente de la ciudad autónoma, Juan José Vivas, que es del PP, ha sido el principal defensor del jefe del Ejecutivo. ¿ Por qué? Porque la situación en Ceuta es insostenible, y tiene a Vox intentado alentar respuestas muy duras. Lo del Mar Menor no es un desastre, ha sido un homicidio, buscado y permitido por el Gobierno regional del PP, alentado por los trasvases del Tajo y por la colaboración de quien ha permitido que proliferen los cultivos ilegales.
Casado creía que los indultos de los independentistas eran el jaque mate, y no ha sido así. Su estrategia de Estado debería de ser la de una persona adulta. Está logrando lo que era el objetivo vital del PP, fagocitar a Ciudadanos y dejar a Vox en un extremo folclórico, junto a Jesús Gil y RuizMateos, pero Casado tiene que serenarse. No hay atajos.
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