Andar y contar
Alejandro Tobalina
Rutina
Recientemente, en la prestigiosa revista Science se ha publicado la reconstrucción en 3D de 1 milímetro cúbico de cerebro humano con resolución nanométrica. Un neurocientífico de Harvard, Jeff Lichtman, y el grupo de investigadores de Google expertos en conectómica, disciplina que estudia las conexiones entre neuronas, han trabajado juntos desde 2018 combinado microscopía electrónica y algoritmos de IA, codificando con colores la compleja red de conexiones de esa pequeña parte de nuestro cerebro. Pero, asómbrense ¿Saben todo lo que contiene este minúsculo trozo? 57.000 células, 230 milímetros de vasos sanguíneos y 150 millones de sinapsis. Todo este entramado se estima que equivale a 1.400 terabytes de datos. Para los menos avezados en la terminología computacional, tengan en cuenta que 1 terabyte (TB) equivale a 1.000 gigabytes (GB). Sí, hagan cuentas y asómbrense.
Muchos pares de neuronas de la muestra tenían conexiones extremadamente fuertes, con docenas de sinapsis uniendo las mismas dos células, además de otras estructuras complejas no observadas antes en cerebros de ratones. La muestra, llamada H01, procedía de un paciente con epilepsia, por lo que queda abierta la continuidad del estudio con otras muestras para comprender mejor la arquitectura cerebral y su relación con ciertas enfermedades.
Una noticia también reciente revoluciona la idea de que el ADN define nuestra identidad. Los biólogos que ya peinamos canas recordaremos el icónico libro del biólogo Richard Dawkings, El gen egoísta, que en 1976 (yo terminaba entonces la carrera) defendía que éramos solo el envoltorio de nuestra información genética, que “nos usaba” para transmitir esa información a la siguiente generación. La epigenética por otro lado ya determinó la indudable influencia de los factores ambientales en la expresión génica. El proyecto Genoma Humano en 2003 profundizó en este concepto, dando relevancia a las bases moleculares del funcionamiento celular.
El libro The master builder, publicado ahora en castellano, del biólogo Martínez Arias, investigador durante 40 años en la Universidad de Cambridge y en la Pompeu Fabra de Barcelona desde 2021, defiende que son las células los verdaderos artífices de un organismo y no los genes, que solo proporcionan las herramientas para construir un ser vivo a partir de una primera célula. Sus estudios sobre como una única célula, el ovulo fecundado, se convierte en un individuo con billones de células y como estas se especializan y acaban siendo un ojo, un músculo o un cerebro le lleva a considerar que son las células las que controlan el tiempo y el espacio. Como dice el subtítulo de su libro,“la nueva ciencia celular está reescribiendo la historia de la vida”.
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