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Aalgunos medios de comunicación digitales han tomado la mala costumbre de lanzar titulares con clickbait, práctica que consiste en dar pocos detalles, de manera sensacionalista y engañosa, para dejar con la miel en los labios a los lectores para que pinchen en una noticia que con un titular al uso no tendría ni una visita.
Hoy en día todo está medido. La prensa escrita tenía antes –y sigue teniendo–, como la radio y la televisión, el Estudio General de Medios, que tres veces al año, como las notas del colegio, ofrece los datos de audiencia. Pero ahora, en el mundo digital, se sabe al momento si una noticia está teniendo tirón o no. La pelea del click, y con ella la de conseguir más ingresos para una cabecera, lleva en muchos casos a la precipitación a la hora de dar una noticia para intentar ser los primeros, práctica que ahora puede subsanarse sobre la marcha porque se pueden añadir, corregir o eliminar datos. Algo así como el Ministerio de la Verdad que George Orwell describía en 1984, pero en tiempo real.
La práctica más chabacana, y en la que los medios no demos incurrir –aunque algunos de prestigio sí que lo están haciendo–, es el clickbait. Últimamente no es raro encontrarse con titulares del tipo “Te sorprenderás al saber el motivo por el que se ponen los garbanzos en remojo” o “El producto del supermercado X que está causando furor”, frases con las que es imposible pasar de largo aunque el refrán diga que la curiosidad mató al gato.
No quiero pensar lo que hubiera pasado con algunos titulares si la prensa digital hubiese existido hace décadas o incluso siglos. Nos habríamos deleitado con informaciones como “Esta es la razón por la que ha habido disparos en el Congreso de los Diputados”, “No te imaginas a qué isla ha sido desterrado Napoleón”, “Fliparás al saber quién ha traicionado a Jesús”... y así hasta el mayor disparate que se le pudiera ocurrir a alguien con un teclado en las manos.
Si los medios no erradicamos estas prácticas, al menos, querido lector, haga bien en no pinchar en estas noticias para intentar que sus responsables recapaciten. Quizás algún día los titulares con sujeto, verbo y predicado vuelvan a ser los predominantes, sin la única intención de lograr el click fácil y unos céntimos más para las cuentas de la editora en cuestión.
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