Ojo del muelle
Rafa Máiquez
Ya tenemos el lío formado
Las noticias y rumores que llegan acerca del estado del Archivo de Protocolos Notariales de Algeciras es deprimente e insultante por otro lado, pues es un problema al que parecen no querer dar solución desde hace años. “¿Para qué sirve un archivo?”, “¿Y una biblioteca?”, se preguntarán en algunos despachos.
Hace poco un trabajador de un Consistorio comarcal –de cuyo nombre no quiero acordarme– me pidió referencias históricas sobre una popular celebración. Su objetivo: poder declararla como Bien de Interés Turístico de Andalucía. Necesitaba pruebas de que se celebraba de forma continua y remota en el tiempo. Como se observa, incluso entendiendo la cultura desde la postura más economicista posible, la manutención y el cuidado de un Archivo resulta útil.
Sin embargo, no podemos pensar en los archivos y bibliotecas con la lógica utilitarista del mercado, de ese modo, acabarían desapareciendo. El profesor Antonio Monegal defiende que “la cultura actúa, a diversos niveles, como determinante de los procesos de construcción de sentido y de relación con el entorno”. Es decir, entendiéndola desde una perspectiva antropológica.
¿Acaso cuando se celebran espectáculos flamencos y oímos La Leyenda del Tiempo de Camarón de la Isla no estamos reviviendo fragmentos de la obra teatral de Federico García Lorca? El filósofo Emilio Lledó habla de la mediación y la intersubjetividad de las obras escritas para explicar lo extraordinario de estas situaciones. El emisor de una obra escribe con un sentido pero su intérprete lo asimila desde otras coordenadas.
El desinterés y maltrato a la cultura, en especial si tenemos en cuenta el panorama político monocromático desde Sevilla a Algeciras, resulta incomprensible. La mayor institución cultural de la zona, el Instituto de Estudios Campogibraltareños, no dispone de biblioteca formal porque no tiene bibliotecario. Si me apuran, tampoco tiene un espacio adecuado: una sala pequeña en un edificio que comparte con una organización que informa sobre la UE.
Se necesitan espacios adecuados, contratar a profesionales que velen por el estado de los fondos y dotarlos de medios para poder divulgar su contenido. El cuidado de archivos y bibliotecas es una apuesta largoplacista, con efectos incalculables pero siempre positivos. Reivindicar la utilidad de lo inútil, como diría Nuccio Ordine en su obra-manifiesto, es hoy más que nunca un deber.
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