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Salvador, un aficionado de cota, cordobés en sus raíces y especialito de padre y muy señor mío, suele avisarme sobre detalles de la Fiesta, a los que la displicencia del personal procura silencios como los de esas faenas que lo dejan a uno sin saber qué hacer. Mi amigo, que gusta llamarse Vitorio, me advertía hace unos días de este mes postrero del año decimocuarto del siglo -porque el de los ceros cuenta- de que un gran torero de plata está cuajando, sin que mucha gente de por aquí se entere, una trayectoria que con el antecedente de Antonio Duarte "El Pota", es ya de singular significado e importancia entre las figuras del toreo que han nacido, se han hecho o viven o han vivido en la comarca.
Tierra de toros y de toreros, nuestra geografía física y social, parece estar bien dotada para estas lides. Tanto es así que sería larga y prolija la relación de toreros de oro y de plata que han contribuido con más o menos suerte, a dar luz a la Fiesta. Salvador me ha alertado sobre la grandeza humana y profesional, sobre el arte en la brega de un torero de Algeciras que fue maestro de luces y que ahora pasea la plata entre los mejores capotes y sobre los más lucidos alberos.
José María Soler nació en Algeciras en primavera, cuando se acababa la década de los años setenta, y cuatro días antes de cumplir los veinte años, el día 11 de abril de 1999, se presentó en la Monumental de Las Ventas. Sería el año de su alternativa en Las Palomas, un 3 de julio, con José Tomás de padrino y El Juli de testigo. Las dos grandes figuras que luego lo tendrían en su cuadrilla. Su carrera como novillero fue brillante, pero ya doctorado no rodaron los cantos como cabía esperar de sus maneras y el maestro se vistió de plata y abrió puertas nuevas al camino.
Su reciente incorporación a la cuadrilla de El Juli, después de haber toreado a las órdenes de José Tomás, lo sitúa en primera línea de los toreros de plata. José María Soler García no es de familia de toreros, como lo sería Antonio Duarte Manso, pero completa con éste y con su tío Antonio Duarte Acuña, una terna gloriosa. "El Pota" grande toreó con Rafael El Gallo y Juan Belmonte, y Antoñito con Curro Romero y Miguelín. José María acompaña a "El Juli" después de haber participado en las jornadas memorables del maestro madrileño de Galapagar.
Ocasión habrá de verlo por estas tierras que Dios guarde, pero bueno sería que sintiéramos el sano orgullo de compartir nacencia y emociones con este buen torero nuestro que pasea por los ruedos en tan excelente compañía.
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