La Línea, en busca de su autonomía

Será difícil que el Supremo dé la razón a Juan Franco por motivos legales y administrativos, pero el alcalde ya ha sacado los colores al Gobierno y la Junta

Juan Franco aguarda con las manos en la cara el comienzo de la rueda de prensa sobre el proyecto de ciudad autónoma.
Juan Franco aguarda con las manos en la cara el comienzo de la rueda de prensa sobre el proyecto de ciudad autónoma. / Jorge Del Águila

30 de octubre 2022 - 01:00

La primera ocasión en la que Juan Franco puso sobre la mesa la idea de convertir La Línea en una ciudad autónoma fue en noviembre de 2018, en disconformidad con las formas y el contenido del Plan integral para el Campo de Gibraltar puesto en marcha por aquel entonces por el Gobierno. Por acuerdo del Consejo de Ministros, la reactivación de la comarca del Campo de Gibraltar -que no en exclusiva de La Línea- iba a contar con una inversión de "más de 900 millones de euros" y la implicación de "diez ministerios”, especialmente de Interior, responsable directo de un amplio paquete de actuaciones en materia de seguridad conocido a estas alturas por todos y con resultados sobresalientes que han plantado y plantan cara al narcotráfico.

Franco hizo honor a su apellido desde un primer momento al manifestar su disconformidad con un plan sin apenas concreción que, salvo las medidas en materia policial, era un contenedor de proyectos en marcha o previstos -caso de los 800 millones de euros destinados a inversiones en infraestructuras ferroviarias y viarias- o de ideas vacuas, como la formación para adultos con baja cualificación y la realización de un programa para reducir el desempleo; al cabo de cuatro años, el tren y las carreteras siguen poco más o menos igual, en tanto que el resto de iniciativas no han pasado de ser planteamientos teóricos.

Pese a la polémica inicial y frente a quienes le caricaturizaron con la txapela de impostado lehendakari sureño, la propuesta autonomista de Juan Franco fue su principal compromiso en la campaña de las elecciones municipales de 2019, en las que su partido, La Línea 100x100, logró 7 de cada diez votos emitidos por los linenses. Resultado: 21 de 25 concejales, una “mayoría absolutísima”, como la tituló Europa Sur, que va camino de repetir -e incluso de ampliar- en los comicios que se celebrarán el 28 de mayo de 2023. La razón es bien sencilla: los problemas que llevaron al alcalde a plantear que su pueblo se buscase las habichuelas por su cuenta y con mayor independencia de los centros de poder de Madrid, Sevilla y Cádiz, se mantienen tan presentes como entonces. La propuesta en favor de convertirse en ciudad autónoma salió adelante en el Pleno del Ayuntamiento, conviene recordarlo, sin votos en contra, ya que los tres concejales del PSOE se abstuvieron y el del PP se ausentó.

La propuesta de la ciudad autónoma salió adelante en el Pleno sin votos en contra

La negativa dada esta semana por el Gobierno a que se celebre una consulta popular, en la que los linenses deberían pronunciarse sobre si apoyarían o no constituirse como ciudad autónoma, estaba contemplada en el guion de Juan Franco. El regidor ya había adelantado que, llegado este momento, su Ayuntamiento plantearía un recurso ante el Tribunal Supremo contra la decisión del Ejecutivo. Será difícil que le den la razón por motivos legales y administrativos, ya que esa autonomía de La Línea tendría una incidencia directa en los municipios circundantes, pero también por el precedente que crearía respecto a municipios de la periferia peninsular con contextos más o menos análogos.

Sea como fuere, Franco habrá cumplido su compromiso electoral y, lo más importante, habrá mantenido en el foco de la noticia a su pueblo por razones muy distintas a las habituales y sacado los colores al Gobierno de la nación y al de la Junta de Andalucía, este último, por cierto, con las competencias en política social transferidas.

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