Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Los grandes estrategas
Los candidatos gibraltareños se han enzarzado recientemente en una pugna electoralista por una supuesta defensa de un modelo de encaje para Gibraltar en la Unión Europea, una cosoberanía a la andorrana en la que cada semestre se alterna el jefe del Estado. No obstante, es poco probable que el caso de Andorra sirva de base para Gibraltar, que aún figura en la lista de territorios no autónomos y pendientes de descolonización de las Naciones Unidas y que, como bien se ha indicado en este periódico, conlleva necesariamente la desmilitarización de la Roca.
Además, cada vez se oye más hablar de un plan de contingencia para un Brexit duro, lo cual resulta contradictorio teniendo en cuenta que las negociaciones siguen en curso y que el objetivo principal debería ser llegar a un acuerdo, tal y como demanda el pueblo llanito, que votó mayoritariamente por permanecer en el bloque comunitario (96%). Sin embargo, nadie en Gibraltar parece querer asumir la responsabilidad de aquel referéndum y el mandato claro de las urnas.
Da la sensación que desconocen que hay 15.479 trabajadores que cruzan la Verja diariamente, según los datos de julio de 2023 que ofrece el Departamento de Empleo de Gibraltar. En este escenario, ningún plan alternativo a un acuerdo evitaría el shock económico y social de un no acuerdo entre España y Reino Unido. Por ello, el plan de contingencia no es más que un rebranding de lo que supone el Brexit, un desastre.
A menudo se esboza una injusta caricatura de España como país rancio y autoritario, que sirve como excusa para la desconfianza, pero nada más lejos de la realidad. Hoy no cabe duda que España, que ha asumido la Presidencia rotatoria del Consejo de la UE, representa y defiende desde hace mucho los valores europeos de dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, estado de Derecho y Derechos Humanos. Los prejuicios, junto a una visión errónea de lo que significa la soberanía, nublan a los líderes llanitos en la asunción de un nuevo estatus para Gibraltar.
El futuro de la Roca pasa inevitablemente por las lecciones históricas de la construcción europea: un proyecto que tiene como piedra angular la cesión voluntaria de soberanía en aras de obtener mayor bienestar económico, social y cultural. Esa es la única base sobre la que se puede construir un marco común de entendimiento político y la ansiada zona de prosperidad compartida.
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