Leopardo europeo

Mandar tanques alemanes contra los rusos? Suena a escena invernal de película distópica, inconcebible en la Europa del siglo XXI, que dudaba si continuar ampliando la UE con nuevos socios poco rodados en esto de la democracia, qué hacer con miembros incómodos -como la Hungría de Orban- o si los Fondos Next Generation compondrían la respuesta adecuada a la crisis de la Covid.

No era una opción factible, hace muy poco, que la ayuda militar occidental a Ucrania alcanzase al armamento pesado. Se empezó con el suministro de armamento portátil antitanque, sistemas de defensa antiaérea, armas ligeras y municiones. Como mucho, blindados de infantería. Y funcionó, convirtiendo la cabalgada triunfal de las brigadas rusas de los primeros días del conflicto en el infierno que acabó con su retirada del frente norte de su despliegue, incluida la zona de Kiev. La penúltima humillación del ejército de Putin.

Las líneas rojas parecían trazadas: nada de armamento ofensivo, como son los tanques pesados ahora tan conocidos, ni dispositivos de tan largo alcance que pudieran permitir el ataque a territorio ruso desde Ucrania. De hecho, los sistemas de lanzamisiles múltiples de 400 mm autopropulsados o HIMARS, entregados por Estados Unidos, llegan limitados para evitar lanzar proyectiles de largo alcance. El Gobierno alemán ha terminado de deshojar la margarita y ha dado el visto bueno a que "sus" tanques se puedan mandar a Ucrania, a través de los países usuarios. El ejecutivo germánico está formado por una coalición que encabeza el socialdemócrata Olaf Scholz, con liberales y verdes. Sí, la Alianza 90/Los Verdes está en el Gobierno que ha levantado el veto.

En España, el sector Unidas-Podemos del Gobierno sigue oponiéndose al envío de esta ayuda, desde su candidez pacifista de los setenta, quizás porque pedían la salida de España de la OTAN en el manifiesto fundacional de Podemos de 2014.

Algo positivo: que las naciones del mundo libre siguen cooperando y uniendo lazos, lo contrario que desearía el sátrapa de Moscú. Pero nadie sabe cómo va a terminar esto, cuál es el riesgo real de escalada del conflicto, cuál la eficacia de los dichosos tanques o el laberinto logístico al que se enfrenta el ejército de Zelensky cuando le empiecen a llegar M1Abrams yanquis, Challenger británicos, AMX-56 Leclerc franceses y los conocidos leopardos germánicos: diferentes combustibles, entrenamientos, manuales de mantenimiento, calibres de munición, rutas de llegada de repuestos…

Lo que los más lúcidos parecen tener claro es que a Putin no se le puede ceder el campo libremente, como ocurrió en 2014 en Crimea. Porque hoy, Ucrania pone los muertos. Y, de momento, Occidente solo pondrá los tanques.