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El fallecimiento reciente de Manuel Natera García trae a la actualidad un tiempo al que voy a referirme en sucesivas entregas. Sobre el Campo de Gibraltar inciden factores relacionados con intereses de muy diversa índole: económicos, sociales, geográficos, diplomáticos y hasta de supervivencia para determinados colectivos. Tenemos la suerte de disponer hoy de importantes investigadores de nuestra historia próxima y lejana y, sobre todo, de sabios conocedores de nuestro entorno y de detalles y pormenores que pasarían desapercibidos para los cronistas de los grandes acontecimientos.
Además, la llegada de Javier Chaparro a la dirección de Europa Sur ha supuesto el acercamiento de valiosas firmas, de gran fiabilidad y rigor, que nos están poniendo al tanto de curiosidades y avatares de nuestro ser y estar. Había algunos precedentes, pero el panorama se ha abierto de modo espectacular. Son unos cuantos y admirados profesionales del mejor periodismo, los que están consiguiendo hacer un periódico próximo y entrañablemente nuestro. Siento mucha gratitud por ello. Asociaciones como AEPA 2015 y unas pocas más, constituidas o no, de menor alcance, pero no de menos importancia, nos ofrecen la posibilidad de ver y de sentir cómo son y cómo eran nuestras ciudades.
Debo confesar mi sorpresa ante el silencio institucional que ha seguido a la desaparición física de Manuel Natera. No es el primero, le preceden y le seguirán muchos más, que ignorados por las instituciones, han dedicado, como aquel, sus esfuerzos al mejoramiento de nuestras calidad de vida y de nuestro bienestar. Como ocurre con Natera, hay un nutrido grupo de desconocidos para la generalidad de nuestras poblaciones, a los que se les debe casi todo de lo mejor que tenemos: el desarrollo industrial, el puerto, el dinamismo, en fin, de una sociedad que padece el desequilibrio inducido por la anacrónica presencia de una colonia militar extranjera.
En el caso de Natera, Puerto y Ciudad se han puesto de perfil y aquí apenas si se ha sabido que él, aunque no solo él, sirvió y capitaneó hasta donde pudo, la nave del desarrollo por sí mismo del Campo de Gibraltar, contribuyendo a la creación de riqueza y además y al mismo tiempo a la espectacular proyección del Puerto, convirtiéndolo en fin en lo que es hoy y facilitando lo que pueda ser mañana.
Natera, algecireño de nacimiento, Doctor en Economía, fue Gerente del Plan de Desarrollo del Campo de Gibraltar hasta 1982, Jefe del Servicio de Gestión Económica-Administrativa de la Junta del Puerto entre 1991 y 1992, Director Económico-Financiero de la Autoridad Portuaria desde 1993 hasta su jubilación en 2002, profesor- tutor de Economía en la UNED desde su creación, y profesor de materias asociadas a la Economía en carreras de los centros universitarios adscritos y de la Facultad de Derecho de la Universidad de Cádiz. Es una pena que no tuviera alguna habilidad folclórica, aunque fuera de charanga o pandereta.
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