17 de octubre 2023 - 00:15

Ya, de golpe, todo el universo se ha convertido en una serie interminable de submundos. Dice la RAE: la palabra submundo hace referencia a un ambiente marginal o delictivo. Sin querer ponerme trágico, se puede afirmar que la realidad está compuesta por una serie de ambientes delictivos aterradores. Claro, alguien puede decir: es una mirada pesimista, exenta de compasión ante los comportamientos humanos.

No obstante, llama la atención la calma, manifestada por la sociedad en su conjunto, ante la presencia implacable de delincuentes de guante blanco. ¿Se puede tener una cara más dura que la del primer ministro húngaro sintiéndose violado por la inmigración? ¡Ay si Freud levantara la cabeza! Y el primer ministro polaco, dale y dale a lo mismo de lo mismo, cuando según algunas fuentes está buscando mano de obra inmigrante para resolver los déficits existentes en su país en esa materia.

Los submundos económicos están dispuestos a amargarnos la vida subiendo los precios sin parar ante la parsimonia de los gobiernos. No hacen nada, o mejor, pequeños remiendos. El poder lo tienen las empresas que no votamos, es decir, una panda de presuntos delincuentes, por ser fino, gobernando por encima de las democracias: el dinero mueve al mundo. ¿Te acuerdas cuando soñábamos en un futuro armonioso y fraternal? Pues no, nada de nada, y si continuamos con esta especie de modorra intelectual acabarán haciendo de nosotros enemigos de lo humano y adoradores de una tecnología portadora, en sí, de aspectos cercanos a las peores dictaduras. Vamos, para salir corriendo, no sé hacia dónde, estamos rodeados y empezamos a sentir una sensación de asfixia resistente a los potingues de los laboratorios. Otro submundo en nuestras vidas. Somos puras sustancias químicas gracias a ellos.

No hablaré de la política convencional, ustedes bien la conocen. Solo recordarles algo obvio: sus portavoces mienten, en ocasiones, sabiéndolo; la obsesión de unos y de otros es conseguir el poder a cualquier precio, todo ello trufado de un servicio a la comunidad como excusa preponderante y hueca.

No es difícil imaginar si a todas estas dimensiones nefastas de la vida le añadimos el elemento o factor drogas igual a dinero: tiroteos, asesinatos, secuestros, prostitución, tráfico de armas, forman parte del paisaje de la violencia general. Esta violencia, la del narcotráfico, es prima hermana de la dictadura económica, el dinero, es más, cada día más, el dios de cualquier religión y, necesita víctimas, si es posible silenciosas.

Tú, si lees estás líneas, no sé cómo estás aún sin luchar contra estos submundos opresores. Te están convirtiendo en algo menos que humano. ¡Espabila de una vez y ponte en marcha! ¡Quéjate menos y reacciona!

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