El Rubiales de Tormes

13 de septiembre 2023 - 00:15

Qué es más grave la agresión sexual o la corrupción? ¿Qué es más grave la administración desleal o la malversación? Pues depende de a quién preguntes. Podríamos valorar el número de años de condena que cada uno de estos delitos tiene en el Código Penal, pero no nos daría la respuesta correcta. Al menos, no la respuesta de a qué delito tendría más repercusión mediática.

Allá por el siglo XVI alguien que no conocemos escribió El Lazarillo de Tormes, novela encuadrada en el género de la picaresca. Igual ocultó su nombre para que los pulcros del momento no lo acusaran de dios sabe qué acusaban entonces. La picaresca ha caracterizado y caracteriza a parte de la sociedad española desde entonces. En algunos casos, aquellos que son pícaros se sienten orgullosos de los logros obtenidos. En otras palabras, se congratulan de ser los más listos y no de ser honestos y actuar de acuerdo a unos valores o normas. Me llevo la Supercopa a Arabia Saudí y nos llevamos 12 millones cada uno más la subida de sueldo proporcional por el incremento de los beneficios, “grande Geri”. Cojo la tarjeta de empresa y me voy de fiesta, de comida, de viaje, de lo que toque. Pido una ayuda que no me corresponde porque no cumplo con los requisitos, pero como no consta que no cumplo, lo pido y si no me dicen nada eso que me llevo. “Eres un crack”.

Y es que ser el más listo tiene beneficios individuales, sin embargo, solo tiene perjuicios para la sociedad. Procesos, como pedir una ayuda, que podrían ser un simple formulario, ahora incluyen un montón de documentación adicional para evitar que nadie sea “un listo”. Burocracia. Además, crea una sensación de derecho autoadquirido. Imagínese, típica norma creada porque hay que crearla a sabiendas de que no se va a cumplir. Norma de veladores de un municipio turístico. Al final te encuentras mesas hasta encima de las farolas. Nadie hace nada, “porque da de comer”, en todos los sentidos. Son normas creadas para incumplirse. Y cuando se hace algo, “es que llevo toda la vida poniendo mesas ahí, es una injusticia”. Como te descuides te denuncian y acabas pagando por hacer cumplir la ley, eso sí, fuera de plazo.

En este país prima el ser “listo” más que “honesto”. Por ello hay delitos de primera, “agresión sexual” y delitos de segunda “los que conllevan robar”. Estos segundos no causan tal revuelo, no porque sean más o menos graves, sino porque existe cierta connivencia con ellos, ya que quienes los cometen son “unos listos”, muchas veces envidiados. Nos fastidian a todos, pero como todos lo hacen, tonto el último. Hasta que no cambiemos esto, no acabaremos con los Rubiales de turno.

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