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Apadrina a un músico. Es la propuesta que ha puesto en marcha la directora de orquesta Irene Delgado-Jiménez para acoger a los miembros de Thalassa los días que recalan en Algeciras con motivo del concierto que van a ofrecer en el Teatro Florida este sábado.
“Los padrinos y madrinas de Thalassa se encargan de dar alojamiento y comida a los músicos no residentes en Algeciras durante el tiempo que dure una producción (de 2 a 4 noches). A cambio, reciben acceso exclusivo al ensayo general y dos entradas gratis para el concierto”, explica Delgado-Jiménez.
La idea tiene una fuerte carga berlanguiana. El guion de Plácido contaba la historia de unas burguesas que organizaban una campaña navideña cuyo lema era “Siente a un pobre a su mesa” para que los más necesitados compartieran la cena de Nochebuena con familias acomodadas.
Por el momento, Thalassa ha conseguido cinco madrinas y un padrino que, en estos días, cuidan en Algeciras de nueve músicos, nueve entrañables Plácidos, que templan sus instrumentos para interpretar a Puccini, Bruckner y Schubert.
¿Qué come un músico? ¿Cuántas horas duerme un músico? ¿Ronca un músico? Son algunos de los interrogantes que los mecenas están resolviendo gracias a este proyecto.
A lo largo de la historia, grandes compositores e intérpretes han sufrido enormes penurias a pesar de su talento. El caso más conocido es el de Mozart, que ni siquiera dejó dinero para pagar la lápida en su tumba. Aunque corren malos tiempos para la lírica, seguro que a los miembros de Thalassa les espera un futuro más halagüeño.
La última vez que recaló en Algeciras, allá por el mes de marzo, esta orquesta formada por dieciocho músicos de cuerda procedentes de distintos puntos de Andalucía tuvo que hacer frente a un apagón de luz que les dejó a oscuras en pleno ensayo general. Delgado-Jiménez confía en que, esta vez, Endesa les ilumine.
La pasada semana, en la vecina ciudad de San Roque, se celebró Ándalmus, un encuentro de música andaluza propulsado por el joven violonchelista Javier López Escalona. El Ayuntamiento tuvo la deferencia de llegar a un acuerdo con un hotel de Sotogrande para que los músicos invitados vivieran en las lujosas instalaciones mientras se celebraba el evento. A cambio, el hotel se anunciaba como uno de los patrocinadores en el cuidado programa de mano del festival.
Quizá, para futuros conciertos de Thalassa, el Consistorio algecireño podría imitar al sanroqueño.
En cualquier caso, enhorabuena y gracias a Delgado-Jiménez y a López Escalona por sus titánicos esfuerzos de organizar conciertos de música clásica en el Campo de Gibraltar.
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