Estrechamente
Margarita García Díaz
Salud y alegría
Es el lema de la última campaña de turismo de la Junta de Andalucía. Una campaña en inglés dirigida al público extranjero con música de la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Rosario de Cádiz y su marcha Eternidad. Si tuviéramos que valorar hoy el efecto de esta campaña, podemos afirmar sin miedo a errar que está siendo un éxito. Habría que felicitar, por tanto, a Juan Pedro Moreno, linense, que tras triunfar con la campaña de Cruzcampo Con mucho acento, ahora lo hace con The Andalusian Crush. Eternidad ha sonado en la plaza de callao en Madrid, en la final de la Super Bowl y en la inauguración del día de Andalucía 2024, convirtiéndose en un tema viral.
Para algunos, en cambio, la campaña se está haciendo eterna. Y es que Andalucía se ha convertido en un referente turístico. Andalucía está de moda. Sin embargo, este éxito turístico puede matarnos de éxito. No cabe duda de que el turismo genera empleo. Un reciente estudio publicado por la Universidad Loyola Andalucía recoge los numerosos beneficios del turismo para la sociedad. Sin embargo, también pone de manifiesto el riesgo que supone una falta de control en el turismo. Un turismo masificado puede tener más efectos negativos que positivos para el turismo y para los vecinos. Y es que estamos viendo como un turismo basado en viviendas turísticas provoca lo que se conoce como gentrificación. Es decir, la expulsión de los vecinos de clases medias y obreras de zonas céntricas y turísticas en detrimento de inversores y fondos que buscan la rentabilidad. Pérdida de servicios, subida de precios, etc. Este fenómeno ocurre en Tarifa, en Conil o en Sevilla o Málaga.
Por ello, cabría preguntarle a la Junta. ¿Queremos turistas a toda cosa? Y ¿queremos que el turismo sea el principal motor de la región? ¿Creemos que Andalucía puede prosperar a base de turistas o deberíamos enfocarnos en atraer empresas que aporten un mayor valor añadido (como dijo el malogrado ministro Alberto Garzón)? Andalucía es atractiva, igual deberíamos esforzarnos en atraer también empresas que establezcan sus sedes en la región para tener un sector productivo fuerte. Así, si llueve, la economía seguirá funcionando.
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