Vástagos de izas

31 de mayo 2024 - 00:45

Ya he escrito que la política internacional está en el siglo XV mientras hay Estados que son del XXI y otros, muchos, más, que ni siquiera son Estados y no me refiero a los fallidos, sino a aquellas formas de gobierno en las que no existe el respeto absoluto a los Derechos Humanos y no hay sufragio universal democrático.

Israel puede permitirse masacrar a las vecinas, familias, amigos, conocidos, colindantes, hijos, sobrinas... de sus “enemigos” porque sabe que goza de una arresponsabilidad casi absoluta fuera de sus fronteras. No existe un poder que contrarreste los deseos bélicos de sus gobernantes; si Netanyahu hiciera eso con su propia población: estaría en la cárcel como criminal abyecto desde el segundo día, en cambio, con foráneos: la propia población que lo condenaría, anima.

Hay una Israel del siglo XXI y otra que guerrea en el XV, una con separación de poderes y democracia, con sus matices como todas, y otra totalitaria y cruel que se mueve por el extranjero como el señor feudal con sus siervos o el negrero del XVIII. El salto que dimos en el interior de nuestras sociedades (que se ha convertido en forma de convivencia) del protoestado del XIX a los primeros Estados de casi mediados del XX (no existen con anterioridad), ese “contrato” público basado en los Derechos inalienables de las personas (sin distinciones, debería ser), no ha se ha dado supranacionalmente; se inició el proceso tras la barbarie de la Segunda Guerra Mundial con la ONU, pero lleva estancado desde entonces, porque no hay poder sin coerción y los dictadores se mueven impunes por los lujosos hoteles de la moderna Babilonia hablando como estadistas y ejerciendo como asesinos. La libertad es un movimiento, el Tao de la colectividad; huyan de los que saben qué es, porque eso no es, y de quienes la niegan porque hay que buscarla. Ahora abundan esos “libertarios” (jajajaja) que han de eliminarte para poder moverse, estos que se quejan de que te meneas mucho mientras te disparan en la sien coartando su derecho (a dispararte). Paso 1, hemos iniciado esta senda pornopolítica; 2, los sectores liberales se suman a la orgía de irracionalidad por estrategias (erradas); 3, votamos a dementes capaces de cualquier cosa; paso 4 y etc., nos matamos personalmente, después en guerras.

No doy nombres, pero si usted entre un gilipollas y un criminal tiene la veleidad de elegir al criminal, es que es un peligro para su entorno. No cabe optar entre corrupción (connatural a lo humano) y pureza, porque aquélla es perseguible, la otra le perseguirá a usted. El mundo necesita un Supraestado con poderes reales que pueda condenar en firme a estos demócratas de hogar y tiranos para afuera, que pueda tener la prerrogativa del uso de una violencia regulada, legalizada, como ocurre en los países democráticos. Esto no va a ocurrir. Lo impedirán (a partir de ahora, todos sinónimos): el dinero, la religión, la ignorancia, la tecnología, la frustración sexual, la falta de amor materna y paterna... nada más es la felicidad humana, nada, ¿no?

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