Abusos y populismo

Leo que la Comunidad de Madrid, que preside Isabel Díaz Ayuso, va a poner en marcha un programa de atención a víctimas sexuales dirigido a varones que han sufrido este tipo de agresiones. Aunque, eso sí, lo hace con escasa dotación económica, ya que, de lo que se trata es, por un lado, de estar siempre en el foco de la noticia –triunfan la modalidad dirigente-influencer y la política-espectáculo: cuanto más ridículo, más impactante– y, por otro, afianzar esa idea negacionista, creando confusión entre la gente y poniendo en duda la violencia hacia las mujeres. ¡El eterno patriarcado!

Previamente, ha ido recortando subvenciones a asociaciones y organizaciones que trabajaban contra la violencia machista, cerrando centros de atención a las mujeres, así como pisos tutelados en los que ofrecer amparo a ellas y a sus hijos.

Acudiendo a las cifras del Ministerio de Interior, referidas a 2023, nos encontramos con que casi el 90% de las víctimas de delitos sexuales son mujeres y niñas. El otro 10% son niños, es decir, varones no adultos. El gobierno de Madrid dice que pretende crear ambientes seguros en lo que se llama chemsex, lugares de citas a los que acuden los hombres voluntariamente, algo que no es como tener al monstruo en tu propia familia, en tu misma casa, durmiendo contigo. Otro dato de interés es que el 95% de los responsables de los delitos son hombres. Imagino que porque quizá, los miembros varones que practican la pederastia, desde diferentes círculos de la Iglesia, hayan sido catalogados aparte y sean ese 5% que falta. Poco me parece. Porque, excepciones habrá, pero las mujeres no violan a sus maridos o novios, no toquetean a sus hijos o hijas, no andan sobándole la entrepierna a sus compañeros de trabajo, no se echan encima de sus empleados, no exhiben sus vulvas de forma amedrentadora… Algún día habrá que pensar un poco sobre este fenómeno, ¿no creen?

La realidad es que no hay tema. Todas las modalidades de violencias sexuales son cometidas, casi de forma exclusiva, por varones y, casi la totalidad de las víctimas son mujeres o niñas y los niños. Estos, especialmente en los ambientes religiosos y, en menor medida, en los deportivos.

Más que hacerse una foto populista y alimentar los bulos que invisibilizan y desvían la atención sobre el problema real, habría que apostar por una educación sexual sana en los centros educativos. Hay otro dato terrorífico: desde la preadolescencia, la información que reciben nuestras niñas y niños sobre el sexo es a través del porno. Así que, menos recato hipócrita y más conocimiento emocional y biológico. Y, desde luego, atajar el delito verdadero, no el inventado por el fanatismo.

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