El amor en los tiempos del Tinder

El corazón del mar

04 de julio 2024 - 03:07

García Márquez escribía: “El problema somos los humanos, que no sabemos amar sin tocar, sin ver o sin escuchar. Y es que el amor se siente con el corazón, no con el cuerpo”. Se perdió la magia, la ilusión de conocer a alguien, las mariposas en el estómago se han muerto, las hemos vomitado, nos producen indigestión todos alimentos que no sean procesados: nos estamos acostumbrando al amor que no nace de forma natural y ese, tiene fecha de caducidad.

Hay que ser muy valiente para ir con el alma al aire, jugársela de verdad, sin miedo y no creer que aunque encuentres a una persona maravillosa pueda haber otra aún mejor, ¿para qué seguir con la misma si puedo ir a por la siguiente? La vida, como el amor, se ha vuelto una aplicación. Pulse el botón next.

Actualmente es muy fácil conocer a alguien, existen numerosas aplicaciones para buscar pareja: Tinder, Meetic, Facebook parejas… el objetivo es el mismo: me gusta o no me gusta. Estas redes, como indican sus nombres, son herramientas para atrapar, están plagadas de profesionales de la mentira: un catálogo de personas que ponen fotos suyas o “prestadas”, con retoques, sus aficiones, viajes, deportes, fiestas y amigos pero nada del trabajo o de logros y objetivos personales. Se amontonan para coincidir en un match que puede derivar en larguísimas conversaciones virtuales, chats sin sentido que no conducen a nada o te dan poca información veraz, solo para conseguir una cita y volver a decepcionarte.

Otros solo buscan sexo y no lo dicen abiertamente, lo respeto, pero hay que ser honestos y revelar las intenciones desde el principio. También hay quienes simplemente quieren amontonar números en su agenda para citas esporádicas. Y por último, los que no saben lo que quieren: vienen a desordenar la vida de los demás y por miedo al compromiso hacen ghosting, desaparecen sin decir adiós ni dar explicaciones, entonces la otra persona se siente culpable, inferior, confundida. Estos seres inmaduros y narcisistas son maquiavelos modernos y harán cualquier cosa para conseguir sus objetivos. ¡Cuidado con ellos! Y claro, viendo este panorama devastador, preferimos quedarnos en nuestra soledad tranquila, en nuestra estabilidad emocional sin amor de pareja porque nuestra paz nos ha costado muchas batallas ganarla.

Muchos conocen tu aspecto físico pero qué pocos se atreven a ir más allá y quedarse lo suficiente para conocer tu esencia y descubrir que lo natural es comprometerse cuando sientes que la otra persona siente de verdad. Hasta que no haya comunicación real y nos podamos mirar a los ojos y rozar nuestras manos, el amor verdadero no volverá: seguirá siendo una emoción temporal y pasajera. Pienso que por ahí debe haber quizás más corazones que sientan como yo, como tú… quizás.

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