Apología de la duda

31 de diciembre 2024 - 03:07

Hace unos días fui al cine a ver la película de Conclave, protagonizada por el aspirante al Oscar Raphael Fiennes. El actor inglés interpreta al cardenal decano Thomas Lawrence, que debe dirigir la sucesión del Papa. No quiero avanzar mucho del filme pero hay un discurso que no logro sacarme de la cabeza. Un mensaje presentado como sermón para los cardenales enclaustrados que elegirán al futuro pontífice que encierra –permitidme ese guiño– una reflexión para los espectadores. El hecho de estar recluidos en una sala de cine donde nadie más tiene acceso hasta el fin de la cinta hace que se viva todo de una manera mucho más íntima. La magnífica banda sonora ayuda a la emoción del momento.

Sin desvelar mucho del discurso, el cardenal afirma que “la certeza es el enemigo mortal de la tolerancia”. La idea opuesta a la certeza es la duda, el terreno fértil donde germinan la convivencia y la tolerancia. Al salir del cine pensé en la cantidad de mensajes que abundan en las redes y cómo estos se expanden en círculos algorítmicamente programados como cámaras de eco donde se amplifican las mismas ideas, que se dan siempre por ciertas aunque puedan ser mentira o hagan daño como efecto colateral a determinadas personas.

El modelo de interacción que se ha impuesto en Internet no es tan democratizador ni útil como nos lo venden. No deja cabida a la duda y manipula los encuentros mediante el pago de suscripciones que posiciona el perfil, las respuestas y los contenidos por encima de otros. La inmediatez de ese mundillo convierte cualquier debate o conversación en un triste espectáculo de catarsis colectivo. Quizás suene carca, pero creo que una parte importante de la polarización actual proviene de la ausencia de una regulación específica para Internet y sus contenidos.

Al finalizar la película fui a la librería en busca de un regalo para el día de Reyes. Probablemente no sea el presente más popular en los tiempos que corren, pero un simple libro esconde muchos aspectos positivos. Es una invitación a la pausa, es un mediador de los mensajes y plantea dudas y reflexiones que nos ayudan a flexibilizar nuestros pensamientos. Básicamente, nos ayudan a coexistir. Puede que demos o nos den a conocer una obra y unas ideas que nunca antes consideramos por prejuicios o aspectos superficiales. En este sentido, regalar o recibir como regalo algo tan viejo como un libro puede ser algo revolucionario.

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