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Juan M. Marqués Perales
Sevilla, su Magna y el ‘after’
Qué lejos queda la memoria de los gobernantes del México actual, los acontecimientos más cercanos, refiriéndome como cercanos a los acontecidos en el siglo XIX, cuando Estados Unidos se anexionó los territorios de California, Nuevo México, Arizona, Texas, Nevada, Utah, parte de Colorado e incluso Wyoming, si mi memoria no me falla. Anexión no siempre amistosa y de una más que incierta actuación con respecto a los habitantes de estos territorios. Tratados, a veces, más que dudosos, aspirando a ver quién hace la mejor jugada, y luego con filmes, atribuyéndose rasgos heroicos, como en la película El Álamo. El súper americano que todo lo logra y hace proezas porque en sus genes está esa mezcla de ser algo superior que se mete en el cuerpo de un hombre normal, en figuras tales como John Wayne.
Así pues estos señores y señoras que gobiernan México se escudan en ocultar toda la corrupción que les debería ocupar, las muertes, la violencia y el deterioro de la convivencia, así como la pobreza de su pueblo o los crímenes de mujeres en el estado de Chiapas; el gobierno mexicano se obstina en revivir La Nueva España, el tiempo de la conquista, haciendo flamear la bandera colonialista, para tapar sus pérdidas, sus fallos y la deslealtad de los gobernantes hacia un pueblo, como el mexicano, un pueblo que llegó a tener sus fronteras hasta el territorio de América del Norte.
Es triste ver cómo un pueblo grande y con recursos se escora en el rencor de no reconocer la evidencia y tras la leyenda negra ataca a quienes le llevaron su lengua, su cultura y sus costumbres para que convivieran junto a las propias, formando una idiosincrasia única, capaz de identificar al pueblo mexicano, como un pueblo señero. Tergiversar la presencia española en México es ocultar la realidad del pueblo prehispánico que batalló y se alió con los recién llegados para vencer el “despotismo” azteca. Revivamos el árbol de la Noche Triste, cuando Cortés lloró su derrota en alianza con los tlaxcaltecas contra Moctezuma. No fue solo, pues para enfrentarse a los aztecas eran los de Cortés muy pocos, y precisaban de un contingente pesado como el que sumaban los mexicas contrarios a los excesos del pueblo azteca.
Así fue la historia y no como la cuentan, quienes no reconocen la realidad y prefieren mirar hacia otro lado para contentar alque nada tiene o no enfadar al poderoso.
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