El lanzador de cuchillos
Martín Domingo
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Las dos orillas
A Madrid y a Barcelona ya ha llegado la última moda de la publicidad en autobuses. En la capital catalana, como en Londres, ya circulan algunos con la leyenda: "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y goza la vida". Están pagados por una asociación de ateos que no debe tenerlas todas consigo, ante el altísimo riesgo de condenarse por su iniciativa, con lo bien que hubieran quedado regalando ese dinero a los pobres, que es lo que le dicen a las cofradías los ateos, ignorantes de que entre sus fines está destinar dinero a los pobres. Bueno, pues el "probablemente" ya advierte que son unos ateos que no están convencidos del todo, por lo que pueda pasar, pero incordian lo suyo.
-Si una monja, un canónigo, o un párroco está en la parada, ¿qué debe hacer? ¿Subirse a ese autobús o esperar al siguiente?
Es una buena pregunta para la catequesis. Si esta moda llega a Andalucía, se planteará un problema, sobre todo en Semana Santa, Corpus o Navidad. ¿Qué harán los viajeros creyentes? Pero, ante todo, consideren que en la parada puede haber monjas, algún canónigo o párroco, qué se yo. Y si los ven ¿qué pasa? Imagínense que se bajan tres monjas del autobús de los ateos. Sería muy triste.
En Madrid, donde también circularán pronto autobuses con mensajes ateístas, han pasado al contragolpe. En contra de lo que se podría suponer, la iniciativa no ha partido del cardenal Rouco Varela, que se conforma con llevar a las familias de excursión a la plaza de Colón, sino de los evangélicos. Una iglesia protestante de Fuenlabrada, cuyo pastor se llama Paco Rubiales, ha pagado publicidad en un autobús de la EMT, con la leyenda: "Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo". Aunque la iniciativa sea de los hermanos separados, en ese autobús ecuménico sí me imagino a Pepe Bono, a las monjas, incluso a canónigos y párrocos, y a los músicos de las bandas en Semana Santa, con sus cornetas y sus tambores. Pero no me imagino ahí a Gonzalo Puente Ojea, el embajador más ateo que ha tenido España en el Vaticano, ni a los diputados que se opusieron a la lápida de santa Maravillas.
Alerta a los caminantes: observen la publicidad de los transportes públicos antes de subir. Igual que existen denuncias contra la publicidad sexista y se ha creado una nueva inquisición laica para esos asuntos, se debería instaurar un Consejo para la Publicidad en el Transporte Público, y así colocamos a unos colegas, de paso.
-Pues yo me voy a declarar objetor de conciencia del autobús.
Esta figura debe ser considerada. Tenemos derecho a objetar de todos los autobuses que lleven publicidad contraria a nuestras ideas. A nuevos tiempos, el Estado laico estará obligado a tomar nuevas medidas en defensa de los ciudadanos. Probablemente.
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