Ojo del muelle
Rafa Máiquez
Ya tenemos el lío formado
Tribuna
He pasado toda mi vida política, y ahora que lo pienso más de la mitad de mi vida, reclamando la conexión férrea que permita a nuestra comarca, a nuestra provincia y sobre todo a nuestro puerto, dar salida a la enorme cantidad de mercancía que se mueve en torno al entramado portuario e industrial del que gozamos en Algeciras y el Campo de Gibraltar. Se trata de dar vida a la potencialidad de nuestro motor económico, un motor que se sustenta, como decía, en nuestro puerto y en la industria del arco de la Bahía de Algeciras, cuya petición histórica, aunque no la única, es esta infraestructura.
Esa obsesión por lo que creo justo me ha llevado a enfrentarme, siempre dialécticamente, con ministros del ramo de todos los gobiernos, ya fueran del Partido Socialista o de mi partido, el Partido Popular, porque siempre he entendido que la razón y la lógica no entienden de colores cuando se trata de cuestiones de necesidad para dar el gran salto que marque la diferencia entre el pasado y el futuro, pasando por el presente.
Ya no estamos solos, gracias al proyecto de Ramal Central contamos con un amplio respaldo por parte de administraciones y entidades más allá del ámbito municipal. La Junta de Andalucía y sus homólogas en Castilla y León, Madrid o Aragón, entidades empresariales, cámaras de comercio, sindicatos o mancomunidades como la del Campo de Gibraltar y la Diputación de Cádiz se han embarcado en la iniciativa con su apoyo expreso junto con el de las autoridades portuarias de toda Andalucía.
A finales de esta semana se presenta en Aragón el proyecto de autopista ferroviaria Algeciras-Zaragoza, lo que se puede interpretar como un paso más hacia adelante para la consecución de lo que algunos consideramos un sueño que en algunos momentos llegó a convertirse en una pesadilla por las constantes indefiniciones que rodeaban su evolución. Pero, seamos positivos. Un paso adelante del que, como tal, tenemos que estar orgullosos todos los que seguimos inmersos en esta batalla. En estos momentos agradezco la visibilidad que me permite el cargo de alcalde de Algeciras que con tanto honor ostento, y lo aprovecho para continuar reclamando la apuesta decidida de las administraciones para, en un futuro no muy lejano, disfrutar de un ferrocarril moderno, adaptado a las necesidades de nuestra zona y preparado para absorber los tráficos presentes y futuros. Será un antes y un después. La guerra, siempre política y en defensa de lo que creemos justo, no habrá acabado, pero esta será recordada como una batalla que costó mucho tiempo ganar, que habremos ganado todos y en la que no hubo perdedores.
Desde la positividad desde la que planteo estas letras, asistiré al acto en representación de Algeciras junto al presidente de la Autoridad Portuaria y en representación de Andalucía junto a la consejera de Fomento, con la mirada atenta a un proyecto que espero se convierta en el definitivo.
Algeciras estará en Zaragoza porque nuestra ciudad es principio y final de todos los corredores ferroviarios, tengan el nombre que tengan, ya sea Mediterráneo o Central, y por tanto queremos ser el eco de lo que reclama Aragón como también pretendemos que Aragón se haga eco de nuestras peticiones. Se trata de sumar fuerzas.
Aún así, sería difícil poder enumerar cuántos planos he podido revisar en tantos otros despachos, planos que, uno tras otro, han ido quedando en el olvido. Para saber si este es el definitivo solo falta saber si el Gobierno está dispuesto a poner sobre la mesa el montante necesario para su ejecución. Hasta que no se produzca esta circunstancia y podamos comprobar que hay suficiente asignación presupuestaria para llevar a cabo los trabajos necesarios, aún así, acudo a esta cita con la máxima esperanza.
Ingenieros, topógrafos, operarios, y un largo etcétera de profesionales trabajan día a día en la elaboración de proyectos y planos que nos permitan comprender cómo y dónde hay que actuar y, a buen seguro, son los primeros a los que les gustaría ver su trabajo plasmado en el terreno. A ellos también se dirige mi agradecimiento por todo ese tiempo y profesionalidad. A los políticos nos pido respeto por ese trabajo y por las personas que dependen de nuestras decisiones, porque, si echamos un vistazo al trazado, son millones de personas las que podrían verse afectadas de manera positiva por ese tren que ya no nos podemos permitir perder.
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