Andar y contar
Alejandro Tobalina
Rutina
Es bien cierto que la mayoría de los seres humanos no analizamos un fenómeno hasta que lo tenemos muy cerca o claramente sobre nosotros. De esta evidencia nació mi admiración por los filósofos y por la filosofía, aunque nunca destacase como una alumna brillante en la materia; a veces por ese lenguaje oscurantista y críptico que desarrollaban profesores cuya especialidad no era la Filosofía y otras por las características intrínsecas mías que no daban abono a esta forma de pensar. Algo más tarde, en un presocrático, Protágoras, encontré uno de los pensamientos que me han servido de punto de arranque para el conocimiento de mi mundo, "el hombre es la medida de todas las cosas", entendido hombre como varón, porque las mujeres, desgraciadamente, no estaban en la nómina de la sociedad de la Grecia antigua.
El preámbulo es necesario para constatar la realidad, que puede tener muchas interpretaciones, pero que es una, como dicen los filósofos neorrealistas. Cuando me he acogido a un programa nacional y autonómico sobre salud preventiva, me he topado con lo que seguro es el caso de muchas mujeres. Diagnóstico dudoso y ampliación de ese estudio. Y aquí la realidad: yo soy funcionaria del Estado y pertenezco a una corporación, que siendo estatal se regula de forma distinta a la S.S. La prueba realizada en un hospital público, magnifico en su estructura y no dudo que en profesionales, pero las reglas del juego han cambiado desde hace un tiempo acá. Usted tiene este problema, pero hay que abaratar costos y se busca la vida con su seguro subcontratado, que regido por el beneficio, ha restringido tanto el uso de medios y profesionales que te obligan a dos cosas: si no quieres morir de angustia al no encontrar los medios en tu zona, recurres a lo privado y que te den una solución (si como yo puedo enfrentarme al pago o tener magníficos profesionales que me ayuden) y en segundo lugar, y ya por tu seguro, casi tres meses después acabar en otra provincia donde te hagan el estudio, por, ¡Ay! si la cosa acabase mal.
Cuando se es muy joven la enfermedad y muerte, es algo que les ocurre a otros. Entonces no pensé en lo evidente para mis padres, familiares o amigos. Ahora me consta que antes o después todos somos carne de dolor y desaparición, por eso me pregunto a qué estamos jugando cuando vemos desmantelar el servicio público más importante para paliarlos, asistiendo a su desaparición, protestando, sí, pero desde la barrera. Y cuando lo piensas, compruebas esa frase dicha y repetida hace poco: "Es el Mercado, tonta".
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