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Las dos orillas
Advierto al principio que la ordenación sacerdotal del padre Illa no la ha realizado ningún obispo, sino Iván Redondo, que es su director espiritual. Lo ha bautizado como Padre Illa porque es tan bueno que no se puede aguantar. Según el perfil que le están creando, es un político moderado, socialdemócrata, e inspirado en el humanismo cristiano; pues no se puede olvidar que Salvador, además de filósofo licenciado, es un católico practicante. Se suele decir que la religión católica va en retroceso en Cataluña. Pero, después de Pujol, aún quedan políticos catalanes, incluso de Junts y ERC, que son católicos. Y van a celebrar el milenario del monasterio de Montserrat por todo lo alto. Una de las primeras decisiones de Illa ha sido concentrar a su Govern en el monasterio de Poblet, donde llegaron en autocar y fueron recibidos por el abad.
En el PP, como no se enteran de lo que pasa en Cataluña, no saben que les están montando un contubernio para que Pedro Sánchez gane las próximas elecciones. Y que eso pasa por la beatificación en vida del padre Salvador Illa, cuyo proceso ha comenzado. A falta de un milagro, ya van dos. El primero fue la aparición de Puigdemont a unos mozos, junto al Arco del Triunfo de Barcelona; desde donde fue trasladado milagrosamente por un ovni de querubines independentistas a Waterloo. Y el segundo milagro ha sido la elección del venerable Salvador como presidente de la Generalitat con los votos de ERC, tras prometer el cielo para los catalanes, un concierto, treinta denarios, un referéndum, y lo que ustedes pidan, le da igual, pues no cumplirán nada.
Pese a los milagros de los siete votos y los dos peces gordos, Alberto Núñez Feijóo se ha creído que irá de Madrid al cielo. No entiende que le han montado el infierno en Cataluña. Y, si los del PP siguen predicando a los catalanes desde Madrid, le volverán a meter 13 diputados de diferencia (o incluso más) en Cataluña y se le quedará la misma cara de 2023. Con el vicario Fernández en Barcelona, que no le sirve ni para monaguillo, lo tiene difícil. Más de la mitad de los fieles de Ciutadans ya se han pasado a la parroquia del padre Salvador Illa, que es un humanista cristiano más papista que Pedro. Y además puede ser izquierdista, discípulo de Tarradellas, o monárquico, según.
Su confesor Redondo lo adoctrina y aconseja: se trata de decir a los fieles lo que quieren oír y darles coba. Lo mismo que el sumo pontífice de la Moncloa. Así unos han asaltado los cielos y otros no.
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