23 de julio 2024 - 03:05

En estos años postpandémicos todo lo que ocurre tiene un carácter de intensidad dramática y bastante esperpéntica. Es difícil abstraerse a esta noticia; el presidente nº 46 de los EEUU, Joe Biden, que ganó las elecciones hace cuatro años frente a Donald Trump, que se negó a acatar su triunfo, y posiblemente estuvo tras el asalto al Capitolio, anoche, emitió un comunicado en el que trasladaba su intención de no presentarse a las próximas elecciones de noviembre. En su país han respirado aunque no del todo, porque buena parte del electorado dice “odiar dos veces”, a Biden por su notorio deterioro físico y mental y a Trump por su esperpéntica figura, de puños airados. Ellos han respirado y nosotros que observábamos sus balbuceos, sus despistes, y con líderes tan histriónicos como Donald, también.

Lo que me pregunto junto a una inmensidad asistente a este gran espectáculo es cómo se ha podido llegar a esta situación tan delirante; ¿sólo existen en liza estos dos representantes para llegar al poder? ¿No había nadie entre republicanos y demócratas que pudiesen representar a su país de forma más decente? No es la edad sino su estado mental. Y ninguno es de fiar.

La nación norteamericana es la primera de los países occidentales que nació tras una revolución Burguesa e Ilustrada, la de las Trece Colonias. Independencia de Gran Bretaña y acceso al poder de los Burgueses. Liberales, fuertemente individualistas, que en el S. XIX desarrollarán una Democracia con un sistema económico cobijado en el Gran Capitalismo, que generará una política exterior Imperialista. En eso Demócratas y Republicanos coinciden; sus políticas exteriores son perfectamente intercambiables. Amparan a una industria armamentística feroz y que les produce bastos beneficios. El dinero no tiene color; que se lo digan, si no, a los Gazatíes y Palestinos en general.

Pero entre muchos problemas, encabezados por la desigualdad incuestionable de sus habitantes, y el racismo, hay que reconocerles la claridad en la financiación de los partidos políticos, cuestión nada clara en España y que un día sí y otro también llena de contenidos, ciertos o inciertos los medios de comunicación. En EEUU, un famoso rico, por ejemplo Georges Clooney, declarado demócrata, ha intervenido para decir que el dinero con el que apoyó a Biden, lo retira, porque no cree que sea el presidente que su país necesita para luchar contra un mesiánico y descerebrado Trump y los que dirigen su campaña. La democracia es un sistema perfectible, como todo en política, y tiene su principio básico en la transparencia financiera de los apoyos. En eso los estadounidenses, nos dan una lección de democracia que estoy esperando como agua de mayo en España, porque, ¡ay! ¿Quién maneja mi barca?

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