Se buscan lectores

22 de octubre 2024 - 03:04

La Biblioteca Nacional de España (BNE) ha sido noticia estos días por las desconcertantes imágenes de sus salas inundadas por las lluvias. A decir verdad, la BNE, una de las joyas de la corona del mundo bibliográfico hispano, está en unas condiciones que muestran los síntomas del sector del libro en el país. Este verano visité un par de exposiciones que acogían en sus salas. Mi admiración por los documentos no me distrajo de notar cierta escasez de medios y problemas estructurales. Se ve que no eran meras impresiones.

Otro dato desolador es el del gasto medio de las familias en libros: el 0,26%, equivalente a unos 80 euros. En 2013 el promedio era de 113 euros, según el INE. ¿Qué nos ha hecho retroceder? Algunos hablan de la baja natalidad, otros de la inflación y algunos argumentan que el libro digital ha sepultado a la antigualla del papel. Sin embargo, los datos muestran que el consumo del libro electrónico se ha estancado desde hace años. ¿Qué ocurre entonces?

Es cierto que la inflación y la baja natalidad influyen. La crisis económica también impactó en los hogares, al igual que la Covid. Pero si la raíz es económica, ¿por qué no para de decrecer el número de bibliotecas, especialmente, las de titularidad pública? Decía el emperador romano Adriano que fundar bibliotecas equivale a construir graneros públicos. En España, parece que nadie necesita “graneros”. Si sumamos a estos datos los informes educativos que avanzan un serio deterioro de la comprensión lectora en las generaciones más jóvenes el panorama es bien triste. Eso sí, nuestros expertos educativos se centran en avanzar en la adquisición de competencia digital y la enseñanza bilingüe.

En cualquier caso, no es culpa de los más jóvenes. Es más, muchos de mis amigos no leen nunca o casi nunca. Después de todo, ¿cuáles son los motivos? Muros de pagos, el poco nivel adquisitivo, la ausencia de bonos culturales y cómo no, el tiempo. En nuestra modernidad “líquida” como la describió Bauman, la lectura es la antítesis de lo que se fomenta. El mensaje es que hay que ser “productivos”, en todo momento. Además, frente a la pausa lectora tenemos la inmediatez del vídeo de escasos segundos. El esfuerzo para comprender y aprender se choca de lleno con la inmediatez de la novedad, que requiere poco trabajo. Todo esto tiene efectos claros: escasa concentración, poca capacidad de memorizar, limitada comprensión lectora, desarrollo de sectarismo, etc. Modificando aquella frase atribuida a Santo Tomás de Aquino: Timeo homines ex nullo libri. (Temo a los hombres de ningún libro).

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