Andar y contar
Alejandro Tobalina
Rutina
Pparece que los desechos de tienta de Galicia ya van a destinarse al traslado de los sufridos pasajeros que se aventuran a viajar en ferrocarril a y desde el Campo de Gibraltar. Los nuevos y flamantes trenes Avril se quedan en el norte de España y los Alvia de tercera mano recorrerán el trayecto entre Algeciras y Madrid.
Acertaba la semana pasada el senador José Ignacio Landaluce cuando afirmaba que no cabe duda que estamos ante un progresivo y continuado desmantelamiento de la conexión ferroviaria del Campo de Gibraltar con Madrid y ello al suprimir desde antes de ayer, una de las dos únicas conexiones con las que contábamos. Yo añadiría que todo esto no afecta a esta comarca, sino también a la hermana ciudad de Ceuta, ya que la de Algeciras, es su estación de ferrocarril también. Y también a la muy vinculada Ronda, aunque sufre un poco menos este martirio.
Si esto no es un desgaste intencionado de un servicio público, que venga el Ministro Óscar Puente y lo desmienta.
En los últimos años, de manera evidente se ha mermado la calidad y la eficiencia de la conexión ferroviaria, con el consiguiente descontento del usuario y su fuga a estaciones de alta velocidad cercanas, sea Málaga, sea Jerez (aunque no AVE), o incluso Sevilla.
La desinversión, la falta de mantenimiento y el incumplimiento de los planes ferroviarios ha sido evidente; igualmente las partidas presupuestarias para la modernización y electrificación de la vía se aprueban cada año para sistemáticamente incumplirse su ejecución sin mayor sonrojo. Por no hablar del estado deplorable de los trenes que parecen sacados de las películas baratas de vaqueros del canal 13.
A ello por supuesto se le une el recorte de personal, que va uno a la estación de Algecirasy parece el fantasma de Canfranc.
Y todo ello aderezado con una serie de continuas averías y retrasos, que parecen ser parte de un plan secreto para aburrir y mosquear al personal, grabándoles en la mente “nunca mas cojas el tren de Algeciras”.
Esta táctica de desgaste no es nueva y se ha puesto en práctica por tantísimos gobiernos en el costoso servicio ferroviario, sea con carácter previo a una privatización del servicio, o sea para su supresión. British Rail en el Reino Unido o Amtrak en Estados Unidos son ejemplos.
Pero mantengamos la esperanza y la reivindicación.Esperemos que sea cierto que los Alvia lleguen y no demasiado tarde. Y que haya una vía adecuada para su circulación y unos horarios razonables y acordes a las necesidades de esta comarca, así volverá la devastada confianza del pasajero en esta línea. De lo contrario, esto solo será un artificio para que un alto cargo de Renfe diga en el futuro con mucho cinismo: “a pesar de todos los intentos y la apuesta hecha con trenes Alvia, hemos de suprimir el servicio por falta de pasajeros”.
Que pena.
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