Andar y contar
Alejandro Tobalina
Rutina
Vaya por delante que soy partidaria de mostrar los atributos físicos que la Naturaleza, la genética y los hábitos de vida nos otorgan. Rechazo esa concepción del cuerpo como campo del pecado que ha servido para apartar a las mujeres de la vista, pero también esa otra que las utiliza como reclamo y objeto de deseo. Las mujeres ocultas y las exhibidas. Las santas y las putas. La estrecha clasificación de las fantasías eróticas del patriarcado.
Del griego gymnasía, significaba, literalmente, ejercicio al desnudo, allá por aquellos siglos de los ?uros y los efebos. Es decir, que el ejercicio físico empezó siendo una práctica sin ropa, en la que no participaban –ni tampoco podían asistir– las mujeres. Para ellas hubo una versión muy descafeinada: los juegos Hereos. Pero la desnudez dejó de ser aceptable para las nuevas modas religiosas y, vueltos a rescatar los juegos, ya en la época contemporánea, los atletas, casi todos hombres al principio, lucían atuendos que han ido evolucionando con nuevos tejidos y diseños, para obtener la mayor confortabilidad a la hora de competir y que el traje sea un aliado, no un impedimento.
Hace sólo unos días han concluido los Juegos Olímpicos. Miles de jóvenes han hecho gala de sus prodigiosas morfologías, exigiéndole el máximo a su elasticidad, su fuerza, su velocidad, su precisión… Y, sin han seguido con atención las pruebas, habrán visto cómo, por regla general, los varones llevan camisetas, mientras que las mujeres llevan tops; que ellos usan monos hasta media pierna, pero ellas lucen una braguita tipo bikini, que apenas cubre las nalgas; los gimnastas, incluso emplean pantalones largos, mientras que, para las féminas, el traje es un body lleno de lentejuelas, brillos y transparencias; a las chicas del waterpolo, los bañadores se les meten por la rabadilla; en natación artística, igualmente, van embutidas en unas ornamentadas prendas mínimas, acompañadas de peinados y maquillaje, algo que jamás vemos en ninguna modalidad masculina. Y, luego, está el vóley playa. Una pena que no pueda ponerles una foto para que comparen a Gavira y Herrera, con Fernández y Soria, las dos parejas españolas. Es muy fácil distinguirlos: ellos usan camiseta y mallas hasta la rodilla y ellas, un escueto sostén y una micro braga. Vamos, ellas son las que van enseñando el culo.
No obstante, tal vez la imagen más impactante fue, precisamente en vóley playa, durante el partido entre España y Egipto. Las representantes del país del Nilo, de riguroso negro, llevaban el cuerpo completamente cubierto y una amplia camiseta encima. En la cabeza, el preceptivo yihab. Y yo les pregunto, ¿creen que, como algunos dicen, ya no es necesario el feminismo?
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