Conciencia política

03 de enero 2025 - 03:05

Desde la distancia contemplamos el tiempo de guerra con horror, pero no llegamos a darnos cuenta de cómo puede arrollarnos la violencia que nos rodea. Vivimos ajenos al dolor y cubrimos nuestra vida con pantallas de luz donde el consumo nos invita a comprar, a veces, de forma compulsiva. Hacemos del capricho necesidad y escapamos de la realidad con comidas y compras. La costumbre del ahorro se ha perdido y se vive al día. Las personas se endeudan para cubrir viajes y vacaciones. El caso es disfrutar, porque sólo se vive “dos días”. Sin darnos cuenta hemos ido perdiendo el sentido de restringir algunas cosas para conseguir otras. Todo está bien si se trata de ser feliz. No privarse de nada. Vivir cada día con el anhelo de conseguir aquello que deseo. Las terrazas se llenan, las reservas de los hoteles están al noventa por ciento.

No nos paramos a pensar en lo que está bien o mal, el caso es disfrutar. Entonces cómo vamos a comprender el dolor que viven otros pueblos, si nosotros no reparamos en que el dolor existe y pretendemos llevar el hedonismo prendido en la solapa como la única forma de vida que conocemos.

Leemos poco y cuando lo hacemos no llegamos a ponernos en lugar del otro, no sacamos conclusiones, no nos aplicamos la conclusión final de lo que vemos e incluso de lo que experimentamos.

Después de todo podemos decir que cómo vamos a arreglar el mundo nosotros; y no vamos descaminados, pero también es verdad que desde una autocrítica responsable podremos afrontar aquello que nos rodea con una conciencia abierta. La responsabilidad y el sentimiento solidario son la base de un relato constructivo que nos ayudará a actuar valorando el bien común y esgrimiendo una conducta crítica que será el baluarte necesario para no caer en los mismos errores en los que otros han caído.

Ciertamente, las realidades son bien distintas, pero una conciencia social siempre es edificante y ayuda a construir valores que nos hacen estar más implicados y poder dar una mejor solución a muchas cosas.

No debemos estar ajenos a la política que nos rodea, distinguir, sopesar y valorar lo que hacen los políticos que nos representan ayudará a no tropezar en la misma piedra en la que otros han tropezado.

La sociedad la construimos entre todos. La responsabilidad es también nuestra, no sólo de quienes nos representan. Los políticos son la voz del pueblo.

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