Andar y contar
Alejandro Tobalina
Rutina
Últimamente no dejo de leer sobre una jueza que paraliza vez tras vez las peticiones de eutanasia de pacientes. Para una petición así debe haber un dictamen de un comité, nunca una sola persona, que evalúa, también de acuerdo a la ley, las secuelas físicas y psicológicas del solicitante. Es decir, profesionales cualificados con conocimientos sobre la materia y para quienes cada dictamen es un mundo de análisis. Pues todos esos informes son anulados en un “chas y aparezco a tu lado” porque manzanas traigo, en contra del sentido común.
Todo eso ocurre por los recursos que presenta una asociación de abogados que no deja de ver pecados mortales cuando tú ejercitas tu libertad individual, pero que sólo ve pecadillos que se solucionan con un padrenuestro y dos avemarías cuando se trata de robo de bebés, violación de niños o inmatriculación a saco de lo que no es tuyo.
Y hoy que se habla tanto de separación de poderes, yo no dejo de preguntarme si cuando apruebas unas oposiciones a juez te convalidan también cualquier otro título habilitante para cualquier profesión. Y eso si apruebas las oposiciones, que encima muchos ni eso; o quizás sí, pero con el otro DNI.
Me pregunto también si esa acreditación para sobrevolar con la espada flamígera por las vidas de las personas viene con el cargo o lo traen de serie, junto con unas creencias que imponen al resto de los mortales. O a lo mejor es que algunas togas vienen mal y tienen esos efectos secundarios. O son cosas de la justicia y de eso no se puede ni hablar y sólo ellos pueden pontificar sobre qué pertenece al sentido común y qué a la lógica de lo imposible, que para eso han distorsionado esa aberración que llaman lenguaje jurídico.
A quien necesita poner fin a su sufrimiento se le exige pulcritud que luego se rebate en la práctica con cualquier excusa (que no llega a veces ni a recorte de periódico) o por unas veladas sospechas sobre su salud mental (negado también en el informe, por cierto). Y una vez se paraliza la petición por un exceso de estupendismo, solo queda recurrir a instancias superiores que, con certeza, van a dar la razón al recurrente, pero transcurridos varios años, porque los plazos judiciales en España son años galácticos, siguen una escala incomprensible para el mortal de a pie y acaban siempre con una hermosa lápida de mármol de Macael. Por lo visto da lo mismo porque total, se iban a morir igual y a quienes paralizan nunca les ocurre nada.
Así que, ¿qué será lo siguiente? ¿Discutir los informes de la Guardia Civil, de Hacienda y hasta de la Asociación de Kioskeros de Wichita sobre algún asunto estelar? Entiendo que eso ya sería pasarse de la raya y en un país democrático como el nuestro no se cruzaría esa línea.
¡Oh, wait...!
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