Cruceros en Algeciras

Una empresa de cruceros boutique se ha interesado en incluir Algeciras en sus escalas coincidiendo con la inauguración del museo al aire libre de las factorías romanas de salazón de la calle San Nicolás, en la Villa Vieja. Este nuevo espacio expositivo muestra una de las mayores factorías de salazón del Mediterráneo Occidental, que además se encuentra en un excepcional estado de conservación. Lo que no está en este excepcional estado de conservación, como bien apuntaba Gloria Sánchez-Grande en la crónica de la inauguración, son las calles que tendrían que recorrer los turistas que se interesen por conocer esta joya de la arqueología.

En el entorno de la Villa Vieja, como ha apuntado la cuenta de Facebook Algeciras mare, callejón del Muro, llama la atención el lamentable aspecto de la escalera que hay junto a la antigua Cruz Roja que une (o unía) el paseo de la Conferencia con la calle Emilio Burgos. Tal vez otra atracción para los cruceristas podría ser que un sherpa los subiera por estos olvidados peldaños antes de ver las ruinas de la Algeciras romana.

Me consta que hace tiempo que la Asociación de Emprendedores del Patrimonio Algecireño (AEPA 2015) propuso hace tiempo al Ayuntamiento la posibilidad de que atracaran cruceros para que los voluntarios de esta entidad realizaran visitas guiadas por los puntos de interés de la ciudad. La propuesta quedó en saco roto y no ha sido hasta ahora, algún año después, cuando se ha vuelto a hablar de la posible llegada de estos buques.

El flamenco, con la próxima –esperemos que dentro de poco– apertura del Centro de Interpretación Paco de Lucía tendría también un papel importante en la ruta que realizarían los turistas que llegarían por el mar. En este contexto flamenco no estaría de más que por fin la Sociedad del Cante Grande contara con una sede para que los visitantes probasen la experiencia de vivir un rato flamenco en una auténtica peña clásica. En este caso también está la pelota en el tejado del Ayuntamiento, que lleva tiempo sin dar una solución a esta añeja institución, que realiza sus recitales gracia a la colaboración de otras entidades.

Por donde los turistas no pasarían en este todavía imaginario itinerario para cruceristas es por el asilo de San José. Nacho Castro ha apuntado en estas mismas páginas al abandono de un edificio emblemático para la ciudad, al que el paso del tiempo sigue haciendo estragos. Las últimas noticias hablaban que la capilla se convertiría en una sala para realizar actos y que el resto del edificio podría convertirse en una residencia de estudiantes. Pero todavía no se ha confirmado nada de nada.