Crónica personal
Un cura en la corte de Sánchez
Crónica personal
Ha sorprendido la presencia del Padre Ángel, sacerdote mediático, fundador de la ONG Mensajeros por la paz y premio Príncipe de Asturias, en el Congreso del PSOE celebrado (nunca mejor dicho) en Sevilla el pasado fin de semana, a mayor gloria de su renovado secretario general. Supongo que sería idea de otro católico practicante y director del Congreso, Juan Espadas, colocarlo en segunda fila justo detrás de la pareja del año, bien a tiro de cámara, donde el rojo imperante, empezando por el de su bufanda, más que a socialismo de carné, a algunos le ha evocado el mismísimo infierno.
En esta España radical y polarizada donde tanto cuesta intentar comprender las razones del otro, no resulta sencillo, por lo visto, aceptar la presencia de un hombre de Iglesia en la fiesta (los congresos hace ya mucho tiempo que han obviado el debate sobre las ideas para centrarse en la reafirmación de su realidad, por muy precaria que esta sea) de un partido orientado sin disimulo hacia la izquierda más tribal, hasta el punto de poner en cuestión aspectos importantes de su doctrina. Importa poco que el cura en cuestión haya asistido allí en condición de invitado (como también lo ha hecho a otros actos del Partido Popular) ni que tampoco se prodigue en consignas de adhesión a la ideología socialista, a menos que, como algún zurdo habilidoso ha deslizado aprovechando el exceso de crítica de esa derecha refunfuñona de mesa camilla y misa de ocho, el perfil misionero y defensor de las causas de los más vulnerables lo conviertan sin remisión a uno en apóstol de la izquierda.
De cualquier manera, y aunque así lo fuera, la relación entre la Iglesia y el socialismo no es novedad. Que se lo pregunten al bueno del padre Arrupe, que se pasó años devolviendo las pelotas del Vaticano a cuenta de las inmersiones presuntamente marxistas de sus teólogos jesuitas en Centroamérica, y que nos dejaron, por cierto, obras de enjundia (La fe en Jesucristo, un ensayo desde las víctimas, de Jon Sobrino, que recomiendo) que han despertado, y lo siguen haciendo, nuestras dudas e inquietudes sobre la actitud del cristiano ante los problemas y desafíos en el mundo de hoy. En este contexto, esa consideración como antitética del cura y la izquierda política sólo puede entenderse desde una concepción dogmática y sectaria de la religión. Algo, en cualquier caso, bastante más discutible que la presencia del Padre Ángel en el acto del PSOE.
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