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La ciudad y los días
Carlos Colón
Payasos asesinos y política
El intento de ridiculizar la Cultura es propio del fascista-ariete, el teórico suele ser muy culto (y rico), sólo hace falta ver la lista de fundadores de verbigracia Falange, lo malo está en las falanginas y los falangetas. Basta ver al presidente de los USA, cargo no menor, para comprobar qué nivel cultural está demandando ahora mismo ser preboste, verlo firmar órdenes contra eso que llaman woke, término que estaba vinculado al “despertar” del análisis y que ahora se utiliza despectivamente.
Los medios de comunicación, informativos, no deben dar cancha a la estupidez, por principios. Que un analfabeto exprese una barbaridad sobre Góngora sólo es noticia si nos centramos no en lo que ha dicho sino en los motivos; que un terraplanista o un conspiranoico tenga cancha para proponer lo que quiera es noticia si causa efectos llamativos o si es analizado no por sus mensajes sino por sus motivaciones, igual que aquél. Cuando en un medio se discute sobre estos contenidos, estamos dando carta de credibilidad a cosas que, si fueran verdad, supondrían la negación de todo lo que afirman las universidades, la casi totalidad de la bibliografía, la investigación, las revistas especializadas... no es que yo confíe mucho en las capacidades humanas, pero si están regladas públicamente y son confirmables, analizables y criticables, al menos puedo debatir... dando datos... lo otro...
Esta extensión del neorreaccionarismo sociológico se fundamenta en verdades absolutas que suponen la erradicación de las otras realidades: el rechazo a la izquierda, sin la cual sus defensores estarían aún en la servidumbre forzada; la denostación de unos servicios públicos sin los cuales ni sabrían leer (ay) ni habrían podido nacer y crecer saludablemente; el repudio a los comportamientos sexuales de los demás, sin los cuales sus fantasías no existirían; el desprecio a la democracia, curiosamente para generar un régimen en el que serán verdugos o víctimas, sin más; el odio a lo femenino si no está sometido a su criterio, sabiendo que eso retroalimenta su violencia por frustración; la ira contra los extranjeros, sabiendo que sin salir de España en muchos sitios no les permitirían ni sentarse; la aversión a la expresión del cariño, sabiendo que una parte gravísima de sus vidas obedece a la falta de amor; el apoyo al Capital, siendo sólo bienes fungibles para esa maquinaria; rencor contra la vida y la sociedad y sus cuerpos, sabiéndose enfermos y muertos vivientes.
Yo soy woke, así lo creo, por lo que colijo. Analizo, pienso procurando formarme para evitar prejuicios, actúo intentando no generar mal a nadie (y no lo consigo), cuando afirmo que “me desperté” es porque intento ir al fondo de las cosas para no ser manipulado por quienes manejan la información, y como es imposible conseguirlo elijo entre mis maestros a gente que no me impone o que me permite pensar usando mis propias herramientas sin penalizarme. Qué he hecho yo para merecer este nihilismo imposible de los negacionistas, y hasta siento responsabilidad, soy un woke, no hay duda, y usted un hijo de...
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