Dios es amor

10 de enero 2025 - 03:05

Todo totalitarismo necesita funcionarios inasequibles al desaliento que no matan pero comulgan con las ideas del régimen; a éstos no les tiembla el pulso para firmar deportaciones, despidos, encarcelamientos, actas de defunción ficticias o para tramitar la represión más abyecta: tortura y asesinatos. Son la parte sinequanon de una dictadura, imposible sin esta morralla mediocre entregada al orden...

A su alrededor, piénselo, hay gente que en una situación de compromiso jamás movería un dedo pero que, con el poder establecido, si se les presionara, exigiera o se les diera el caso: colaborarían sin más. Esta gentuza de la peor ralea sale después siempre bien parada, porque no se mancha las manos de sangre, les falta valor.

La libertad de expresión no puede tener más límite que un daño causado fehaciente, lo contrario es control del pensamiento y moral. Un Estado liberal no puede permitirse esto, aunque sí debe tener las herramientas para ir contra quienes usando ese derecho pisotean, coartan o causan perjuicios constatables. Admitir que las religiones sean categorizadas con una protección aparte es asumir la posibilidad de su singularidad; crea lo que quiera pero eso es la renuncia al conocimiento y a la racionalidad, cosa que no veo mal siempre y cuando usted no lo pretenda imponer.

El Estado español debería ir sistemáticamente contra las organizaciones que usan la denuncia contra la libertad de expresión para proteger sus creencias sin un daño valorable; y si la Ley lo permite, el Gobierno tiene la responsabilidad y el deber de cambiar esa Ley ¡YA! Una apreciación subjetiva no puede ser motivo de denuncia, a mí no me gusta el “andouille” francés pero no denuncio a nadie. O sea, cada vez que Abogados Cristianos (¿no hay Albañiles Cristianos, Poceros Cristianos, Mamporreros Cristianos, oficios todos necesarios y plenos de dignidad?) plantea un subterfugio para saltarse el derecho a la libertad de los demás: la Fiscalía debería exigirles responsabilidades, si me apuran, penales.

Las democracias caen porque no se protegen de los antidemócratas. A la religión hay que mantenerla en el fuero de lo privado y que respeten las Leyes: ¿cómo es posible que en sus más altos cargos directivos ni cristianos ni musulmanes admitan a mujeres? Esta inconstitucionalidad debería ser suficiente para quitarles cualquier tipo de participación de fondos Públicos y para detener y procesar a sus cúpulas actuales, y no por persecución religiosa: me adelanto porque lo dirán, sino por rebajar la dignidad consciente y premeditadamente de una parte de la ciudadanía.

Este tumor de la convivencia termina invadiéndolo todo: Abogados Cristianos, Hazte Oír, Vox, una parte del PP y una patulea de cargos del PSOE que saben perfectamente que controlar Hermandades, romerías y procesiones es agarrar por los genitales a un pueblo entregado a la tradición y una esperanza que la realidad no les da. Ya saben quiénes serían los colaboracionistas. Corran.

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