Los dragones de cuera

16 de julio 2024 - 03:06

Es llamativo que una nación tan dada a exaltar gestas como la nuestra mantenga ignoradas las de un grupo de guardianes de la ley en lo que antaño fue Nueva España y más tarde el Salvaje Oeste. Hablo de los Dragones de cuera, soldados a caballo, pertrechados con un abrigo de cuero sin mangas de hasta siete capas que ríase usted de las flechas y de ahí el nombre. Venían a ser un tanque andante. Llevaban lanza (como todos los dragones), escudo, espada ancha y seis caballos, potro y mula.

La mayoría fueron mestizos, al igual que luego los cowboys, que eran casi todos negros o mejicanos (mito destrozado); blanca era sólo la leche.

Para ejercer debían tener más de 16 años, ser católicos y estar libre de pecados. Supongo que irían pertrechados de un medidor pecaminoso o similar, vaya usted a saber...

El territorio que cubría cada uno venía a ser como todo el Campo de Gibraltar. Curiosamente tampoco tenían tren, como el Campo de Gibraltar.

Lo interesante es que cuando Nueva España comienza a disolverse, estos señores empiezan a fusionarse con las tribus indias que tanto conocían. Así cuando los O´Reilly y los Schellsteiger de turno comienzan a pisar las grandes praderas de Manitú, ya muchísimos de ellos eran católicos, hablaban español y estaban tanto o más civilizados que esos europeos sucios y sanguinarios. Pero claro, cometieron un pecado, no se dejaron expulsar de sus tierras, y por lo que sea no les gustaba que violaran a sus mujeres ni que mataran a sus niños y, claro, eso hay que castigarlo. Porque además si les atacaban hasta tenían la osadía de responder, los muy pieles rojas. Los habitantes de las colonias británicas de entonces, o los inmigrantes europeos sin papeles ni contratos que llegaban a las costas de lo que más tarde serían los EEUU, más que descubrir el Oeste lo que hicieron fue inventárselo. Y esto no es sino una muestra más de su fértil imaginación y una propaganda muy eficiente. Tanto que los demás pueblos del mundo ignorante les hemos comprado la película sin esperar ni al prime day. Y claro, ante eso, la duda que me corroe es que, si con los Yongüaines de turno hicieron que nos tragáramos todas esas basuras, ¿mira que si están haciendo lo mismo ahora y los buenos no son los Charly Delta Tango?

Hasta hace poco sólo contaban con prensa y, sobre todo, Hollywood con sus séptimos de caballería y bailes de oficiales y hermosas prostitutas de frontera.

Ahora que cuentan con el poder de las redes sociales, conocen los mecanismos de la manipulación y el poder de la conspiranoia para desarmar cerebros y modelarlos a la carta, ¿no estarán haciendo lo mismo?

Lo digo sin pensar en nada en concreto, pero por si se les ocurriera reivindicar desaforadamente a otras naciones invasoras. Y por si además nos las vendieran como a liberadoras del yugo esclavizador de los que allí vivían cientos de años antes que ellos y a los que, también por lo que sea, no les apetece dejarse violar, saquear ni masacrar.

Por si acaso, habrá que estar pendientes de la cartelera para los próximos estrenos.

Y mientras tanto aquí sin dragones de cuera y casi sin tren.

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