29 de noviembre 2024 - 03:06

La investigación y la cárcel me parecen maravillas democráticas. Lo que no comparto es lo de la crisis de legitimidad con un Gobierno investigado cuyos supuestos delitos son un 3% de los cometidos por los previos, que han practicado desde terrorismo de Estado a mentiras usando a muertos en atentados o con condenas firmes por financiar su sede principal con dinero de la corrupción... cárcel, sea cuando llegue, pero no deslegitimación, son cosas distintas, y esto es lo zafio del PP actual, no que denuncie sino que magnifique hasta desprestigiar un sistema que sigue haciendo de España una de las democracias de más calidad de entre los 230 Estados reconocidos.

El problema de poner en duda las instituciones cuando conviene (no hablamos de conspiración, el PSOE debe evitar esa táctica aunque huela a tanto a “asufre” como dijo a aquél), decimos que esto de usar los supuestos delitos de forma organizada para deslegitimar no al Gobierno sino a la institución que representa, está justificando para muchos el insulto y hasta la violencia, y es muy jodido jugar con ello...

Quienes delincan que sean juzgados, no se puede sostener a la vez que en España no hay democracia porque el Gobierno controla al Judicial y al mismo tiempo ver cómo se imputa al Fiscal General del Estado, al hermano del presidente y hasta a su compañera; resulta una mentira, es contradictorio: primero se habla de dictadura y después se pide a Sánchez que se vaya porque es acusado de delitos. Esto es muy infantil, y el PP lo sabe y lo hace y pone a un tal Tellado a que lo defienda, para mandarlo cuando ya no valga a tomar por la ESO. Esto no es óbice, que diría un pederasta, para saber que en España hay una derrota hacia estribor que da grima. Los acuerdos entre sindicatos policiales y grupos un pelín nazis, la admisión de denuncias a lo Gila en juzgados de colegas neo-ultras, la tela de araña judicial que inmoviliza a parte de la cúpula izquierdil mientras la derechosa haga lo que haga sigue su procedimiento a rajatabla hasta la absolución, la información que ve el parto de una montaña en un ratoncito y no ve cómo una bota gigante aplasta a doscientos y pico ciudadanos, esa mentira que consiste en identificar como extremos equivalentes a los agresores y a sus víctimas (yo no soy ni machista ni feminista), todo esto revela que estamos instalados más en la agitación propagandística y el protofascismo que en una democracia crítica y racional, y hay que resistir para que ésta siga siéndolo, lo es aún.

Ese juez Velasco, por Dios, ¿está a la altura de su puesto? ¿Quién le manda ir más allá de la discreción debida?, ahora ya no puede ejercer, recusable en una violación si se pudiera... Hace falta ser muy craso para no percibir este ambiente viciado y reaccionario. Yo acuso a toda esta humareda de aplicar una lógica devastadora: ECQ, lo explico a mi alumnado, Ex Contradictione Quodlibet, de lo falso se sigue lo que guste; en Ciencia eso es rigor, en la vida cotidiana se llama destrucción para reconstruir, esto es, golpe de Estado.

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