Juan Manuel Marqués Perales

La economía va bien, pero la vida es dura

Crónicas levantiscas

Carolina España ha comenzado a redactar el Presupuesto de la Junta de 2026, será el último de esta legislatura y viene de cerrar el de 2024 con un superávit de 1.581 millones de euros. Juanma Moreno ha flotado sobre la nata durante este mandato, han sido cuatro años en números negros y, aunque la sanidad pública agotaría el cerro de Potosí, jamás dispondrá de tantos ingresos, hay mucho dinero en las arcas públicas desde que España salió del apretón económico del Covid, la economía tira como un cohete. Sé que esto es muy impopular, pero fíjense en que una de las causas del superávit andaluz ha sido el aumento de la recaudación del impuesto ligado a la compraventa de viviendas. Pues, eso, como una moto a la espera de que el castigo autoinflingido de Trump nos afecte.

Un taxista que me lleva a un estudio de televisión me pregunta por la economía –lo hace él, de modo propio–, y le respondo que va muy bien, pero el tipo se enfada. Mira que lo sabía, por eso suelo callar, estoy más seguro en mi propia espiral de silencio en este tiempo hostil. “¿Entonces va a bajar el precio de la vivienda?”, me contesta con sorna. No, la vida seguirá siendo dura, usted calentará el asiento sus 10 horas de taxi y la ternera costará más que las gambas, pero peor fue cuando no tenía clientes, no había turistas, las empresas despedían a los trabajadores y los bancos quebraban porque no se pagaban las hipotecas. La economía no va de la abundancia –para eso están los casinos–, sino de gestión de la escasez.

El chaval encajó el golpe, y me confesó que quería vender su casa, pero su precio de mercado aún era más bajo que el de compra cuando la adquirió en 2007. Eso es, el precio de mercado va a tardar casi 20 años en recuperarse del estallido de aquella burbuja. Y no, no hablamos de pisos en el centro de Sevilla o de Málaga, eso se cotiza como el oro, nos referimos a uno de esos adosados de pueblos de los alrededores que crecieron como la espuma sobre el lecho de levadura.

La vida es dura, sí, como la gestión de los fondos públicos, siempre hay contribuyentes molestos porque no le arreglan el colegio, el médico tarda días en recibirle y la carretera tiene unos baches que no se recordaban desde antes del 92. La administración de la Junta tiene más dinero que nunca, pero la atención sanitaria no termina de satisfacer después de ocho años de gestión popular, porque sí, es gestión, pero gestión con mayúsculas y el PP no se ha atrevido a introducir los criterios de eficiencia que el SAS necesita para dejar de ser un artefacto público donde el dinero no ocupa lugar. Moreno no tendrá otra oportunidad, será a las bravas.

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