Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
Si la memoria no me traiciona fue en 1997. Los asistentes a la Convención del Consejo Mundial del Boxeo fueron invitados a la plaza de toros de La Línea para asistir a un espectáculo taurino. Estaba allí para hacer la crónica, pero a la segunda vez que el torero local, Juan Carlos Landrove, se tropezó con un boquete y cayó al suelo delante del toro, me fui a la puerta a fumarme un cigarro. O a esperar que llegara la ambulancia.
No soy capaz de ponerle fecha ahora a la última vez que estuve en el hospital de La Línea, pero sí se que hace muchos años, que fui a ver a un amigo al que habían operado de peritonitis y que pensé que, si algún estudio de Hollywood lo veía, aquel centro sanitario estaba destinado a convertirse en escenario de una película de terror.
Al estadio Municipal sí he ido más durante muchos años. Lo vi deteriorarse azotado por el Estrecho, vi cómo se clausuran zonas por seguridad y alguna vez, caminando por su interior en una tarde de derbi, temí porque se me cayera una piedra en la cabeza. Ahora, La Línea tiene una preciosa plaza de toros (reformada, por cierto, con un gusto encomiable), un hospital moderno y un campo de fútbol como Dios manda.
La Línea 100x100 ganó las elecciones por primera vez en 2015 con un 30,95% de los votos. Cuando llegó a aquel Ayuntamiento arruinado de una ciudad en declive que llegó a deberle diez nóminas a sus trabajadores, se encontró con una deuda de 177 millones de euros. Además tenía una plaza de toros, un hospital y un estadio que daban pena.
El partido de Juan Franco ganó las elecciones en 2019 con un 67,51% de los votos y en 2023, con el 75,18%. Cada vez más apoyos que lo han convertido en imprescindible para que el PSOE y el PP puedan dirigir la Diputación de Cádiz y la Mancomunidad de Municipios. En 2021, inauguró el remozado teatro del Paseo de la Velada. Ahora, el partido de Juan Franco ha lanzado un mensaje claro al PP en la Diputación de Cádiz: “O la residencia de ancianos de La Línea se abre antes de que acabe este año o adiós al pacto”.
La Línea, la ciudad ignorada y abandonada por la clase política de Sevilla hasta Madrid, ha sabido hacerse fuerte por el poder que le han otorgado sus ciudadanos en las urnas. Y está sacando un rédito enorme para salir del pozo en el que estaba y transformarse en lo que se merece. Vista la experiencia, no estaría mal que los demás aprendiéramos. De lo contrario estaremos instalados para siempre en la depresión, en manos de las decisiones que se toman en despachos a cientos de kilómetros de distancia.
También te puede interesar
Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Todo lo que era sagrado
Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Niño-Dios de esta noche
La ciudad y los días
Carlos Colón
Nunca estuvieron todos
Lo último