Espacio público, negocio privado

La última zona medianamente virgen de la playa de Getares va a dejar de ser un remanso de paz, sin ruido de vasos ni música de chunga-chunga, a partir del próximo verano por obra y gracia del Ayuntamiento de Algeciras. Espacio público, negocio privado. Primero se construyó con dinero público una pasarela, decían, para mejorar la accesibilidad y evitar la destrucción de la vegetación y del cordón dunar, pero ahora se proyecta levantar al final de ese entarimado un chiringuito. Casualidad. ¿Necesita Getares un establecimiento de este tipo cuando a apenas cien metros existen numerosos restaurantes? ¿La iniciativa de colmatar el espacio natural es fruto de una demanda ciudadana o responde más bien a intereses particulares? ¿Se ha tenido acaso en cuenta la cercanía de la desembocadura del Pícaro, donde habitan especies animales protegidas como las nutrias?

Otra casualidad es el Plan Especial de Reforma Interior (PERI) proyectado por el Ayuntamiento de Tarifa a lo largo de 700 metros lineales en la playa de Los Lances para reurbanizar un área de casi 150.000 metros cuadrados. El lápiz de una promotora ha dibujado un mapa del que desaparecen de sus actuales ubicaciones un colegio de Infantil y Primaria, dos institutos de Secundaria y el polideportivo municipal. Espacio público, negocio privado. De ejecutarse el plan, todos ellos serán trasladados a otros espacios y, en su lugar, se levantarán viviendas de renta libre a precio de oro, apartamentos turísticos, un hotel y unas cuantas VPO para cubrir el expediente. ¿Por qué en lugar de presentar una propuesta cerrada en privado en un despacho no se abre un proceso de debate público sobre las necesidades de los tarifeños? ¿Se ha consultado a las familias de los alumnos? ¿No tiene nada qué decir la Junta de Andalucía como responsable de los tres centros educativos? Tiempos nuevos, tiempos salvajes, cantaban los Ilegales.