Estacazos y silencios en el PSOE andaluz

La aldaba

02 de enero 2025 - 03:05

En tiempos era un ejército invencible organizado en una estructura territorial jalonada por decenas de Casas del Pueblo, una maquinaria electoral implacable, con una cantera de candidatos muy variados donde elegir desde catequistas a sindicalistas, de socialistas cristianos a reconocidos agnósticos, de legatarios de la Transición y afines a la UGT a jóvenes cachorros de las juventudes que ya se iban postulando con éxito. Ahora hay reticencias en la primera línea para liderar la formación que fue el partido de la tierra, que capitalizó el fervor autonómico, que se envolvió en la bandera, que conoció a la célebre cabra que no dejaba de ganar elecciones... Ahora quieren quitar a Juan Espadas de la secretaría general del PSOE andaluz para poner... ¿A quién? La cosa se mueve entre un desconocido, lo cual puede ser un valor añadido en estos momentos, y una vicepresidenta del Gobierno que entendemos que se resista. María Jesús Montero culebreó a la perfección del susanismo al sanchismo. Y lo hizo con un silenciador digno de elogio y de ser enseñado en un máster de habilidad. El sanchismo le obliga a defender una propuesta de modelo de financiación privilegiado para Cataluña... Y a tragarse otros muchos sapos. Suponemos que es el precio del poder, la tarifa por estar en lo alto del machito. Parece mentira, pero no hay más opciones en el partido que hasta hace unos años era incontestable. Y eso es ya un síntoma evidente de que no se han hecho los deberes desde la pérdida de San Telmo en diciembre de 2018, cuando el centro-derecha preparaba en la sede de Génova el relevo de Juan Manuel Moreno, pero se encontró nada menos que en el Gobierno andaluz. Los partidos tienen una curiosa vocación de autoasfixia, se pegan en el tiro en el pie, encaran el futuro a cortísimo plazo. La factura que se paga es palmaria. Nadie procura los relevos con una visión global de la estructura, acaso los avispados se autopostulan, pero siempre es la ambición individual la que mueve al colectivo, nunca un plan de futuro basado en una estrategia racional. “Tenemos un problema en Andalucía, el motor sigue gripado, buscad a alguien”, parece haber dicho el emperador. Y así se va tirando. No hay ya políticos que hagan escuela, que ejerzan el papel de maestros, sino líderes cesaristas, mediocres y narcisistas. Ellos son el problema del partido, ellos son el freno. Culpan algunos a Juan Espadas, el señor Pezzi le suelta un estacazo a Susana Díaz, María Jesús sigue muda y Pedro Sánchez se pone a esquiar. Si no fuera por la sanidad, en San Telmo se han debido tomar las uvas con parsimonia palaciega. Nunca olvidemos que la economía no va mal. Y eso beneficia a todos. A los de aquí y a los de allí, que diría Rajoy en lenguaje de Barrio Sésamo.

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