Envío
Rafael Sánchez Saus
Luz sobre la pandemia
La ciudad y los días
Europa se la juega en las próximas elecciones estadounidenses como quizás nunca se la había jugado desde las que ganó Roosevelt en 1936 y en 1940 a los republicanos Alf Landon y Wendell Willkie, aunque afortunadamente el segundo era intervencionista en oposición a la línea de su partido. Philip Roth fantaseó en su novela La conjura contra América con la idea de que los republicanos, en vez de al intervencionista Willkie, hubiesen elegido como candidato presidencial a las elecciones de 1940 al famoso aviador Charles Lindbergh, aislacionista, portavoz del ultra reaccionario America First Commitee y pro nazi; y que este hubiese derrotado a Roosevelt, pactando con Hitler e instaurando una dictadura populista. Afortunadamente esta novela es solo una ucronía o historia alternativa, y en 1936 y en 1940 ganó Roosevelt, partidario de frenar a Hitler desde 1938, esencial apoyo de Inglaterra desde 1939 y defensor frente a los aislacionistas de la participación de Estados Unidos en la guerra, lo que logró tras el ataque a Pearl Harbor.
Lo de America First les habrá sonado: es uno de los eslóganes de Trump junto a Make America Great Again. Ni Putin es Hitler ni Kamala Harris es Roosevelt. Pero Kamala es la única esperanza de Estados Unidos frente al anarcocapitalismo o populismo ultra reaccionario, llámese como se quiera, de Trump. Y por serlo de Estados Unidos, es también la esperanza de Europa. “Si resulta elegido –escribe Sylvie Kauffman en Le Monde– Trump querrá resolver el conflicto ucraniano a su manera, [negociándolo] directamente con Vladimir Putin. Es un enorme desafío para el que Europa no está preparada. Trump y Putin son viejos conocidos que hablan regularmente por teléfono. Lo ha revelado Bob Woodward, el célebre periodista, en War, un libro que acaba de publicarse en EEUU. La información, que no ha sido formalmente desmentida por el equipo de Trump, no presagia nada bueno para el futuro de Ucrania, cuya suerte está hoy estrechamente unida al resultado de la elección presidencial estadounidense del 5 de noviembre. No nos dejemos engañar. La derrota de Ucrania, en el caso de que Trump fuera elegido, sería también la derrota de Europa”. Antes de ser directora editorial de Le Monde, Kauffman fue corresponsal del periódico en Moscú y Europa del Este entre 1988 y 1993 y en Estados Unidos de 1993 a 2001. Deben tomarse en serio sus palabras.
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