Me falta un papel

24 de septiembre 2024 - 03:06

Los españoles, tan dados como somos a celebrar y conmemorar todo tipo de acontecimientos, donde en nuestros calendarios se arraciman como uvas carnosas lo profano y divino, junto a lo atroz o esperpéntico, nos hemos olvidado de incluir el día de la Burocracia.

¿Olvido consciente o inconsciente? No lo sé. Lo que sí sé, porque lo padezco en mis propias carnes, como el resto de mis compatriotas, es que en estos meses de finales de verano e inicio del otoño, en nuestros buzones o en entrega a mano nos llegan decenas de papelillos que nos recuerdan con un latente sentido de la amenaza que se nos abre el plazo para hacer frente al IBI, a los impuestos de recogida de basura, al inicio de la matriculación en las universidades populares, el final del amparo de un seguro de coche, de hogar o de perros… Y es ese el momento en el que como las desgraciadas bombas de racimo, se nos abren a nuestros pies las fisuras que se harán grietas y, si no se llega a tiempo, fallas con desplazamiento de estratos.

Esto no es novedad. Y lo sé. Que es la obligación de todo ciudadano a la contribución del Estado de bienestar. Lo sé y lo comparto; pero ante nosotros se nos abre una burocracia que se apoya en el mundo virtual. Es decir, si antes era voraz, ahora lo sigue siendo y además inescrutable. Prepárense a darse de alta on line en su ordenador, o si no lo tuvieran en una app en el móvil; y ahí empezarán las migrañas y el rechazo al nuevo procedimiento. Me pregunto si llevo más de treinta años haciendo uso de la informática, y dos de pandemia dónde era capaz de conectarme con mi ipad a una cámara con una libreta y lápiz digitales con mis alumnos en sus casas ¿qué ha podido pasar para que mis facultades se mermen tanto? ¿Por qué me aterra de esta manera encontrar un obstáculo? Pues porque viene la segunda fase del problema, a la cola y a pedir cita. On line of course. Y tras ir sacando una tras otra, comprobar que hay un error, no es esa sede o la han cambiado de lugar y no te pueden atender. “Saque usted cita previa”, y tú la sacas. Por teléfono, personalmente u on line. Y tras procesionar en sedes de ayuntamientos, entidades regionales o estatales, queda la Diputación. Ahí a lo peor te encuentras a un funcionario cabreado con tu inoperancia y con una voz estruendosa que te grita “aclárese usted”. Sales sin arreglar nada, con la idea punzante de que has perdido la dignidad y con una pregunta tenebrosa. ¿Qué harán los pobres analfabetos cibernéticos?

Total, en un siglo y medio hemos conseguido que al “Vuelva usted mañana” de Larra se le añada “saque cita previa y aprenda informática”.

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