La gente de nuestro campo

01 de marzo 2023 - 01:35

En la historia de la humanidad nunca hubo un avance, con respecto al estado del bienestar, tan extraordinario como el vivido en los últimos 80 años. Hasta hace poco, la mayoría de la población vivía en el campo. Se vivía en chozas, sin agua corriente, ni luz eléctrica, los sanitarios eran el campo, se alimentaban de lo que se recolectaba en huertos o se criaban gallinas, chivos, cochinos, etc. El medio de transporte era el burro o el mulo. Nuestros abuelos lo han vivido.

No hace falta describir la situación actual para comprobar el contraste. Ahora viven muchas menos personas en el campo. Normalmente guardas de fincas. Lo normal es que los trabajadores del campo vivan en zonas urbanas y vayan al ámbito rural a cumplir con su responsabilidad laboral y por la tarde estén en casa.

Estos trabajos son el descorche, corta de leña y madera, extracción de brezo, explotaciones apícolas, explotaciones ganaderas, sobre todo vacas retintas, etc. También los que trabajan en el sector público como los Bomberos Forestales, Agentes de Medio Ambiente, Seprona, etc. Otros trabajos ya han desaparecido, como la fabricación de carbón vegetal, el picón, etc.

Es difícil encontrar gente joven dispuesta realizar este tipo de trabajos. Son duros por el esfuerzo físico y por encontrarse expuestos a las inclemencias del tiempo. No sé si tardaremos mucho en ver a inmigrantes hacerse cargo de estos trabajos como ya pasa en la agricultura. Un ejemplo es la extracción de fresas en Huelva, invernaderos en El Ejido y aceitunas en Jaén. En el ámbito forestal, en el que nos movemos, no son necesarios tantos trabajadores como en estos trabajos agrícolas. En este mundo forestal parece que aún existe cierto relevo generacional.

Hay actividades lúdicas en el campo como son la explotación de huertos, los cuales se usaban tradicionalmente por necesidad, y actualmente sobre todo por ocio. Esto es propio de personas mayores que vivieron en el campo y saben cómo llevar adelante un huerto. Se distraen y le sacan un rendimiento. Mantienen un proyecto ilusionante a cierta edad. Algunos ayuntamientos se los han facilitado a jubilados o similares.

En general, es cierto que la vida en el campo es muy sana. Las conversaciones entre los camperos suelen ser serenas y de ritmos sosegados. Y siempre atentos a la meteorología de la que tanto depende su funcionamiento Personalmente creo que es un lujo poderse dedicar profesionalmente al campo. La naturaleza tiene un atractivo especial. Esto lo podemos comprobar por la cantidad de personas que salen a hacer senderismo, bici u otras actividades los fines de semana. Aunque sea ir a comer en una venta. Creo que la naturaleza, entre otras cosas, facilita un estado de ánimo relajante, sereno, positivo y en algunos casos incluso nos lleva a la transcendencia.

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