Gracias a los bares

10 de agosto 2024 - 03:06

Este verano, las terrazas de bares y restaurantes de Algeciras están prácticamente llenas a diario. No hay noche que pase por la calle Convento, Sevilla o Capitán Ontañón que sea complicado ver alguna mesa vacía. Incluso también en la calle Emilio Castellar, donde mi amigo Álex Ríos lleva con buena mano el Contratiempo, que comparte acera con Vendimia, La Estraza, la resucitada Casa Montes y Mun café en la esquina de la calle Juan Morrison.

Todo ello a pesar de que el Ayuntamiento ha ofrecido poco o más bien nada a los algecireños y visitantes, que también los hay, y que por cierto se están haciendo fotos con una por fin adecentada iglesia de la Palma gracias al esfuerzo de su feligresía. Es cierto que a finales de julio el Consistorio organizó el Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía, pero por desgracia no es una cita que movilice a mucha gente, sobre todo por el aforo del círculo central del parque María Cristina. Y hasta el 29 de agosto no será la noche de las velas, esta organizada por Apymeal, que en las ediciones que se ha celebrado ha llegado a colapsar el tráfico en el centro de la ciudad.

Aparte de estas dos citas se echa en falta algún aliciente en el centro de la ciudad. La gastronomía, que cada vez va a mejor, con más y mejores bares y propuestas, es el único aliciente que tiene en estos días de calor el que decide pasar la tarde-noche en el epicentro de Algeciras. No estoy pidiendo una noria de 40 metros como la que se ha instalado en Estepona, pero sí se echa en falta, como en otros municipios de la comarca, la instalación de un mercadillo temático o la celebración de algún concierto de grupos locales en alguna plaza para dar algo de ambiente. Lo que se para movilizar a más personas en este verano algo anodino a pesar de que estamos en una localidad costera que se supone (eso, se supone) debería ser turística.

En medio de las calles Convento y Sevilla, las dos en las que se han asentado la mayor parte de bares y restaurantes en el centro, está la denostada calle Ancha, por la que se me cae el alma a los pies cada vez que paso por ella. Allí ya solo queda una cafetería abierta, junto a la farmacia, cuando hace poco tiempo se podían contar hasta seis establecimientos de hostelería. Y de comercios mejor no hablar. Aunque se abren algunos, el último el de la marca Silbon, al poco tiempo echa el cierre otra tienda y la gran vía algecireña no termina de remontar.

En el caso de la hostelería me comentaron hace poco que un pequeño bar con una terraza tiene unos 7.000 euros de gastos fijos al mes. Uno de los más altos es el de la basura, que sin tener en cuenta sus dimensiones, es de 1.000 euros. Así que bravo por esos valientes que mantienen el centro de Algeciras lleno de vida a pesar de todas estas dificultades.

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