Andar y contar
Alejandro Tobalina
Rutina
La renuncia a la candidatura a la presidencia de los Estados Unidos en el partido demócrata por parte del actual presidente, Joe Biden, ha sido posiblemente la noticia internacional que ha tenido una mayor repercusión esta semana. Saber retirarse nunca es fácil. En un pequeño relato de Stephen Leacock, el protagonista, llamado Melpomenous Jones, nunca sabía cómo decir adiós y retirarse creando situaciones absurdamente incómodas y ridículas. Saber cuándo hay que decir adiós en el momento adecuado es una gran virtud. Es especialmente patético ver a antiguos presidentes de Gobierno que han gestionado momentos críticos y difíciles de la historia española pasearse por medios de comunicación criticando con dureza a los que fueron los suyos con tal de arañar unos minutos de gloria renunciando a lo que fueron sus valores y principios por recibir unos aplausos de quienes en su día fueron sus enemigos. Por supuesto, retirarse no es nada fácil. Biden ha sabido hacerlo en el momento más complejo, cuando se daba por descontada la victoria de Trump en las elecciones de noviembre.
Hace cuatro años, al derrotar a Trump, Biden logró una victoria que trascendió de la política americana. Demostró que los amenazantes populismos identitarios de ultraderecha podrían ser derrotados en las urnas y no eran invencibles. A pesar del uso masivo de los bulos y mentiras difundidos inteligentemente desde las redes sociales, los apoyos de amplios sectores financieros y la injerencia de potencias extranjeras los sistemas democráticos eran más resistentes de lo que se pensaba. A su victoria de Biden en 2020 le han seguido la derrota de otros movimientos ultra. Primero en Brasil, luego, Polonia, España y recientemente en Francia. Las amenazas populistas, no obstante, están muy presentes. Trump ha utilizado todos los recursos del populismo, a lo que ha añadido la ayuda inestimable de los jueces del Tribunal Supremo, que le han investido de una inmunidad situándolo por encima de la ley. Además de las amenazas extranjeras, las democracias pueden morir desde dentro, como Levitsky ha explicado en su libro Cómo mueren las democracias, y sus mayores enemigos están en su interior. Entre ellos, algunos jueces que utilizan sin pudor ni control sus funciones para conseguir objetivos concordes con su ideología (¿les suena de algo?).
Trump mantiene opciones todavía de conseguir la presidencia y tratar de desmantelar la democracia en América y el débil sistema multilateral de gobernanza global. No obstante, debido a la renuncia de Biden, el partido demócrata ha recuperado opciones de poder ganar. Por ello, Mr. Biden, muchas gracias por haber tomado una decisión, seguramente muy dolorosa, colocando el interés general y el de su país por encima del suyo propio. Todos los demócratas se lo agradecemos.
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