Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
Mis padres me enseñaron a ser educado, así que antes que nada, demos la bienvenida al PP al grupo de los que pensamos que el Campo de Gibraltar, muy especialmente La Línea, debería tener un régimen fiscal especial. Que yo recuerde, hace más de 25 años que se lo pidió Juárez a Rajoy para rearmar el desarrollo económico linense y hasta Patricio González lo impulsó para Algeciras. Mientras no juegue con las mismas reglas que el rival que bienvive al otro lado de la Verja, la comarca seguirá perdiendo partido tras partido. Ahora, la Junta de Andalucía se ha apuntado a pedir lo que en la comarca se reclama desde mucho antes de que viniera el Brexit y cambiara el paisaje.
El PSOE estuvo también un tiempo mareando la perdiz con el tema hasta que un día, acaso cansado de dar largas, lo rechazó. El alcalde de La Línea, Juan Franco, contó hace unos días que a él le dijeron que se olvidara, que otra zona con fiscalidad especial en España no es posible. Según cuenta, preguntó por Canarias y le dieron la escusa de que son islas. Luego preguntó por Ceuta y Melilla y le contestaron que tienen un componente de extraterritorialidad, que son ciudades españolas en África. Por último preguntó por Navarra y el País Vasco. No hubo respuesta.
El caso es que, cuando el PP se ha apuntado, el debate es otro. La Línea defiende que cualquier ventaja común a toda la comarca con motivo del Brexit sería trágica para su futuro. Es en esa ciudad donde 11.000 personas, una sexta parte de la población aproximadamente, pueden perder un mes el 17% de sus sueldos según como se mueva la libra esterlina. Eso no ocurre en ninguna otra parte del Campo de Gibraltar, por mucho que la salida de Gibraltar de la Unión Europea afecte a todos, no lo hace por igual. En ningún otro lugar existe la amenaza de que dentro de unos años, esos miles de trabajadores se conviertan en jubilados que cobren 400 euros al mes. Entonces el que tendrá un problema será el Ayuntamiento de La Línea, o mejor dicho, sus servicios sociales, que tendrán que ayudar a que llenen la nevera un número de ciudadanos inasumible.
El Brexit es una amenaza para el Campo de Gibraltar. Para todo. Pero para La Línea es una guillotina que tiembla sobre su cabeza. Harían bien los políticos en sentarse a echarle una pensada, que no tarden otros 20 años en darse cuenta de lo que ocurre. O quizás entonces será ya demasiado tarde.
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