
El balcón
Ignacio Martínez
Tregua papal de Trump
Crónicas levantiscas
El respeto nace del prestigio y del mando, de la auctoritas y la potestas romanas, y los diputados nacionales, los autonómicos y los senadores han perdido la primera de las dos condiciones necesarias a causa de un comportamiento que viene degenerando hacia la adolescencia desde hace años, así que los comparecientes de las comisiones de investigación se pitorrean de ellos. Yo también lo haría, con arte e impostado respeto, pero lo haría, lo admito.
Si cada una de estas comisiones ha sido concebida como una performance punitiva y como un capricho de parte, no es de extrañar que los llamados a declarar encaren el trance de un modo tan peculiar que todos, señorías incluidas, parecen competir con aquellos estrafalarios monstruitos de la cafetería de la Guerra de las Galaxias.
Cristóbal Montoro tuvo una intervención espectacular en la comisión de la Operación Cataluña, donde se enfadó con unos cuantos, se cuchufleó de otros y se asombró de que la diputada de ERC Pilar Vallugera se enfadese porque le llamó señora. “O diputada o señoría, no me llame señora”, espetó la republicana ante el momento Bertín del ex ministro de Hacienda, que superpone la irritación y el pitorreo en un mismo instante, de tal modo que no hay modo de saber de qué va. Estuvo sembrado. Rufián también es de Jaén, no se moleste, señora. Perdón, señoría.
La ex esposa de Koldo se disfrazó como un morador de las arenas en la que hay montada en el Senado sobre el caso de Ábalos para zafarse de la pena de telediario, y los muy senadores le permitieron que se identificase en una puerta trasera porque hace tiempo que perdieron el respeto y la dignidad que otorga la Cámara. Y una de las parejas de Ábalos, Jésica, les envió un parte médico para diblar el mal rato.
En el Congreso se celebra una comisión sobre los atentados de Barcelona y Cambrils de 2017 para satisfacer la inquietud conspiranóica de los ikersitos de Junts, y la palma de la arbitriariedad se la lleva la comisión de investigación de la Faffe del Parlamento andaluz, que lleva abierta desde el año 2018, siempre despierta, según el PP y Vox, ante las nuevas instrucciones judiciales que han de venir en uno de esos casos sin fin. Porque ése y sólo ese es su sentido, no el de una investigación ya agotada, sino el de amplificador de las decisiones judiciales.
Yo también lo haría, señores y señoras.
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