Hoguera de las vanidades

06 de agosto 2024 - 03:07

Acomienzos de mes se ha iniciado un movimiento minoritario pero ruidoso en redes sociales protagonizado por los ultramontanos, agitados por la puesta en escena de la apertura de los Juegos Olímpicos de París, que supuestamente ha herido sus sentimientos religiosos. Curiosamente, el líder supremo de la República Islámica de Irán comparte este pesar. Extrañas amistades.

Más allá de que la “polémica” escena que era una representación del cuadro La fiesta de los dioses, de Jan van Bijlert (1635) y no de La última cena, de Leonardo da Vinci (1498), es curioso como el integrismo religioso tiene similitudes a pesar de sus desavenencias teológicas. Los ultrapuritanos protestantes, el islam integral iconoclasta y ahora los católicos neocarlistas coinciden en atacar a aquellos que consideran que no respetan su fe con las imágenes o con las expresiones populares de la fe, además de confrontar con cualquier elemento que implique la implementación del laicismo, que también entienden como un ataque personal (posiblemente por sus privilegios históricos).

A decir verdad, un verdadero creyente no se centraría en atacar a quienes se acercan a la fe de distintas formas. Al revés, es un signo del triunfo de su religión en el imaginario popular. No deja de ser llamativo que series como The Young Pope protagonizada por Jude Law y dirigida por Sorrentino no haya causado el mismo revuelo, teniendo en cuenta que habla de gerifaltes de la Iglesia sin fe, corrupción, sexo, critica a los cristianos hipócritas, etc. Supongo que el elemento de discordia real en el caso que nos atañe es el añadido de homofobia/transfobia, pues la representación mencionada contaba con un reparto diverso y moderno.

Más de uno debería reflexionar si verdaderamente tan afligidos se hallan, qué deberían hacer con las estatuas y frescos de desnudos del Vaticano. ¿Querubines en cueros? Quizás una buena mano de gotelé censurador arreglaría ese estropicio hereje, ese nudismo impúdico. Recomiendo a su vez asistir a alguna clase de Historia del Arte.

Episodios de intolerancia e intransigencia siempre hubieron, en la tradición católica tenemos a Girolamo Savonarola, un predicador italiano del siglo XV famoso por incitar la persecución de la homosexualidad, la quema de libros eróticos, cuadros mitológicos, ropajes “indecentes”, etc. El dominico bautizó estas quemas purificantes como “hoguera de las vanidades” y finalmente terminó sus días excomulgado por el Papa. Para pensar.

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