El fin (y II)

08 de noviembre 2024 - 03:05

Los Estados se preparan para una guerra que como todas sólo tiene motivos económicos, ningún banco, ninguna empresa internacional va a tolerar un conflicto sin beneficios, menos se va a arriesgar a perder todo. Interesa. Y como cerdas en el pasillo del matarife vamos exhibiendo con orgullo nuestro gordo cuello, y promovemos la bestialidad de concebir la vida como una competición de consumo donde vence quien más, considerando al resto despojos no merecedores de pertenecer a nuestra casta dominante. Hemos olvidado que el bienestar actual se debe al sacrificio de millones de personas que pelearon por una dignidad básica, no por el lujo, ese vicio de pobres ejercido por ricos.

La desinformación, el bulo, la conspiración y las medias verdades son la propaganda nazi actual. Y como no las controlamos están ejerciendo su función. ¿Cómo es posible que X o Instagram o Facebook o TikTok sigan siendo legales? Perseguir a los clientes es complicado, lo ponen complicado; lo que no se puede permitir es que una empresa no se haga responsable de sus contenidos, cierto es que no pueden caparlos a priori pero si no los denuncian a la policía deberían ser cómplices de los promotores de ese mundo paralelo que la juventud imita. ¿Es casualidad que el dueño de una de ellas acabe de ganar las elecciones en USA?

Relegadas las funciones de la Cultura a la creatividad ingeniosa y el entretenimiento, el intelectual brilla por su ausencia o defiende a sus amos. La violencia ocupa el lugar del análisis, cualquiera puede acusar, insultar, hablar, decretar sin obligación de aportar datos, pruebas... La prensa siempre ha adquirido prestigio por su veracidad; las redes por las visitas, si algo se mueve mucho tiene visos de verosimilitud, construimos un conocimiento sin fundamento: de ahí a que una manipulación condicione la opinión pública hay nada, tienen la sartén. Afirmar que sin Trump los USA son socialistas, que Sánchez es un dictador, es tan verdad como que los inmigrantes se están comiendo los cachorros. Miren el panorama internacional, ¿cómo se siente usted viendo el montón de dementes que nos gobiernan (y vienen) mientras oímos criticar con virulencia el cambio climático, los derechos de los géneros, el feminismo, la necesidad de los impuestos, lo Público...? Lo “woke” no existe, el verdadero triunfo ultrarreaccionario actual es haber introducido en las conversaciones de la calle la idea de que el progresismo es pobreza y dictadura y que sólo nos salvan de ello ¿las élites hiperadineradas que, casualmente, obtienen sus beneficios de la explotación salvaje del medio y las personas?

Abandonada la Enseñanza en manos de pseudotecnologías, purgado el Humanismo en su gulag, sólo nos queda el crimen como mecanismo de regulación, primero vamos a concentrar a los “culpables” y cuando estalle el detonante les vamos a dar la “solución final”, mientras morimos la mayoría en una hecatombe comparable a la Segunda Guerra Mundial, y usted, mirando a su descendencia perder todo, hasta la vida, pensará: Tengo razón.

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